Una mujer mayor, en su lecho de muerte, le confiesa a su esposo:
- Tengo que decirte algo que me guardé todos estos años. Nuestro hijo no es tuyo.
- Ni tuyo tampoco —dice el hombre.
- Vamos, no digas disparates, si yo lo tuve. Si no, ¿de quién va a ser?
- No sé.
- ¿Cómo, no sé?
- ¿Te acuerdas cuando en la maternidad el niño ensució los pañales por primera vez y tú me dijiste que lo cambiara? Bueno, pues lo cambié por otro limpio.
- Tengo que decirte algo que me guardé todos estos años. Nuestro hijo no es tuyo.
- Ni tuyo tampoco —dice el hombre.
- Vamos, no digas disparates, si yo lo tuve. Si no, ¿de quién va a ser?
- No sé.
- ¿Cómo, no sé?
- ¿Te acuerdas cuando en la maternidad el niño ensució los pañales por primera vez y tú me dijiste que lo cambiara? Bueno, pues lo cambié por otro limpio.
Muy buenas ya estoy por aqui
pues entonces voy a fumarme el cigarro.
Y ahora te largas ya te vale me dejas sola y en la puerta es de mala educacion lo que iciste lo tendre encuenta
ya estoy yo aqui
pues menos mal porque la Srª esta que muerde esta noche.
pero que ha pasado
pues lee, que parece ser que la pregunta esa que hiciste antes no le gusta.
No lo lies tu mas y tengamos la fiesta empaz
¿fiesta donde esta la fiesta? me apunto
pero si esos son los que yo te dije antes en unnmensaje, el del tractor y el de tu amiga Castellano.
El del tractor seguro que es mi hermano, y la otra como veras me conoce
pero si eso ya te lo dije yo esta tarde. Pensaba que habias descubierto algo nuevo.
El del tractor no estaba esta tarde
cuando yo he venido de cenar estaba y cuando tu has entrado antes de llegar Antonio, fue cundo te lo dije.
No lo vi de verdad