Historias y leyendas
Hay quienes sostienen que el simbólico fruto del Jardín del Edén, que Adán ofreció a Eva, no fue una manzana, sino un dorado membrillo deliciosamente perfumado, hipótesis que resulta bastante plausible si se acepta que el Edén estaba situado en Mesopotamia.
Los científicos conocen al membrillero con el nombre de Cydonia oblonga Mill., nombre que le pusieron en reconocimiento a la Grecia clásica que ya lo cultivaba en la ciudad de Cydonia de la isla de Creta, para ofrendas a la diosa Venus como símbolo de felicidad, amor y fecundidad.
El pueblo Romano recogió esta creencia y acostumbraba dar a comer a los recién casados un membrillo antes de entrar al hogar como símbolo de suerte futura.
En el sureste peninsular, los invasores islámicos, contribuyeron a la expansión de su cultivo pues ya eran reconocidas las propiedades astringentes, tónicas y estomacales de sus frutos.
Hay quienes sostienen que el simbólico fruto del Jardín del Edén, que Adán ofreció a Eva, no fue una manzana, sino un dorado membrillo deliciosamente perfumado, hipótesis que resulta bastante plausible si se acepta que el Edén estaba situado en Mesopotamia.
Los científicos conocen al membrillero con el nombre de Cydonia oblonga Mill., nombre que le pusieron en reconocimiento a la Grecia clásica que ya lo cultivaba en la ciudad de Cydonia de la isla de Creta, para ofrendas a la diosa Venus como símbolo de felicidad, amor y fecundidad.
El pueblo Romano recogió esta creencia y acostumbraba dar a comer a los recién casados un membrillo antes de entrar al hogar como símbolo de suerte futura.
En el sureste peninsular, los invasores islámicos, contribuyeron a la expansión de su cultivo pues ya eran reconocidas las propiedades astringentes, tónicas y estomacales de sus frutos.