Hacia el 613, el profeta Mahoma predicaba una nueva religión que llamó Islam. Mayormente ignorado en su ciudad natal, La Meca, se marchó a Medina recabando un fuerte número de adeptos con lo que regresó para atacar y conquistar La Meca. Tras su muerte en el 632, sus enseñanzas fueron recopiladas en el Corán, el libro santo del Islam. Sus seguidores comenzaron una guerra santa (Jihad) en el 634. En cinco años habían invadido Egipto, Palestina y Siria. Su tolerancia frente a judíos y cristianos facilitó sus conquistas, ya que estos habían sido perseguidos por los bizantinos.