Los atlantes son una variante genética del homo Sapiens ordinario. Denominados Homo Mermanus, quienes por medios aún desconocidos, adquirieron varios atributos corporales que los capacitaron para vivir bajo el mar. El nombre atlante deriva de la antigua civilización de Atlantis, que se hundió bajo el mar en la prehistoria, y en cuyas ruinas se asentaron los Homo Mermani. Los atlantes poseen agallas gemelas situadas a ambos lados de su cuello que les permiten extraer oxígeno del agua. Poseen una fisiología mucho más fuerte y resistente que la de sus parientes de la superficie que les permite soportar las vastas presiones del fondo del océano, así como los cambios de presión al viajar de una a otra profundidad. Comparado con un habitante medio de la superficie, el atlante es unas diez veces más fuerte, y puede nadar a una velocidad máxima aproximada de cincuenta kilómetros por hora. Los atlantes tienen sangre caliente, y la circulación de su sangre es superior a la de los habitantes de la superficie, permitiéndoles soportar las gélidas temperaturas del fondo oceánico. También poseen ojos especialmente adaptados para ser más sensibles a la porción verde del espectro, lo que les permite ver mejor en las oscuras profundidades oceánicas. Los atlantes precisan agua para respirar, y en la superficie se ahogarían en unos cinco minutos aproximadamente. La piel de los atlantes suele ser azul claro, y al igual que sus ancestros de la superficie, tienen vello corporal en su cabeza. Los atlantes se comunican mediante un limitado espectro de agudos sonidos vocales y un elaborado sistema de signos y gestos, ya que un lenguaje oral más rico es imposible, debido a las limitaciones inherentes a la transmisión del sonido bajo del agua. Pese a sus varias características marinas, los atlantes son mamíferos, dan a luz a sus hijos, y los cuidan durante su infancia, aunque inhabitual, el apareamiento entre un atlante y un humano es posible. Las características genéticas tras esta unión, solo estarán regidas por las reglas del azar, en los dos casos conocidos (Namor y Namorita), ambos adquirieron la capacidad de respirar tanto bajo el agua como en la superficie. El término medio de vida de un atlante, oscila entre los ciento cincuenta y ciento setenta y cinco años.
algo de eso tambien habia visto, pero no me pare a leerlo
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