ARQUETIPOS Y ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA
Ese deseo de evadirse de la realidad que le rodea puede, mediante ciertos mecanismos mentales, crear en el individuo una situación en la que sus creencias y pensamientos se materialicen, poniendo en escena un encuentro con “entidades” imaginarias.
En las fases crepusculares, cuando disfrutamos de un estado semiinconsciente, suelen producirse mayor cantidad de fenómenos ESP (sueños premonitorios, visiones, proyecciones astrales...), lo cual sugiere que las “experiencias de dormitorio” pueden deberse a manifestaciones de índole extrasensorial, tal vez porque el individuo tenga un mayor desarrollo de esa capacidad paranormal -cosa que pude corroborar al realizar diferentes pruebas con las cartas Zener a algunos de nuestros protagonistas-, activándose en ese estado diferente de conciencia. Un par de ejemplos pueden ser los de Julia y Hermelinda, cuyos aciertos con las cartas Zener, en diferentes ejercicios de clarividencia y precognición, estuvieron muy por encima del azar. Estos resultados satisfactorios pueden indicarnos que estamos ante dotados ESP, capaces de producir en circunstancias favorables (en relajación, a punto de dormirse, en soledad...) toda una amplia gama de casuística parapsíquica.
Es por eso que no podemos encuadrar en un modelo común estas experiencias, y menos aún circunscribirlas a una intervención alienígena, ya que cada individuo vive la suya propia, de forma individual e íntima. A este respecto, Hilary Evans afirma que “los Estados Alterados son diversos, cada individuo difiere de todos los demás, las circunstancias son infinitamente variables y no existen modelos absolutos para el Estado Alterado”. En este estado especial del psiquismo, donde el plano subconsciente aflora, se darían cita tanto los fenómenos ESP como los símbolos arquetípicos que condicionarían todo ese complejo proceso psíquico, detonante del suceso paranormal (de ahí que algunos fenómenos registrados en distintos contextos, como el ufológico, espiritista o místico, guarden esa evidente y estrecha relación).
“Más que hablar de delirios u otras psicopatologías -nos dice Hilary Evans en su obra “Alternate States”- debiéramos de pensar en los Estados Alterados de Conciencia (EAC), cuyo proceso, ligado a las influencias socio-culturales, creencias, etc. daría como resultado una experiencia anómala (viaje astral, espíritus...)”. En el EAC el sujeto cree estar realmente consciente; no ha percibido cambio alguno, por lo que acepta de forma irrefutable que las experiencias vividas son sustancialmente reales, externas y no producto de su mente. ¿Llevará en parte razón?... No estamos en condiciones de negarlo rotundamente; por ello existe aún la duda de si todo nace en la mente del perceptor o realmente hay “entidades” que participan de algún modo en esa insólita “escenificación teatral”.
Ese deseo de evadirse de la realidad que le rodea puede, mediante ciertos mecanismos mentales, crear en el individuo una situación en la que sus creencias y pensamientos se materialicen, poniendo en escena un encuentro con “entidades” imaginarias.
En las fases crepusculares, cuando disfrutamos de un estado semiinconsciente, suelen producirse mayor cantidad de fenómenos ESP (sueños premonitorios, visiones, proyecciones astrales...), lo cual sugiere que las “experiencias de dormitorio” pueden deberse a manifestaciones de índole extrasensorial, tal vez porque el individuo tenga un mayor desarrollo de esa capacidad paranormal -cosa que pude corroborar al realizar diferentes pruebas con las cartas Zener a algunos de nuestros protagonistas-, activándose en ese estado diferente de conciencia. Un par de ejemplos pueden ser los de Julia y Hermelinda, cuyos aciertos con las cartas Zener, en diferentes ejercicios de clarividencia y precognición, estuvieron muy por encima del azar. Estos resultados satisfactorios pueden indicarnos que estamos ante dotados ESP, capaces de producir en circunstancias favorables (en relajación, a punto de dormirse, en soledad...) toda una amplia gama de casuística parapsíquica.
Es por eso que no podemos encuadrar en un modelo común estas experiencias, y menos aún circunscribirlas a una intervención alienígena, ya que cada individuo vive la suya propia, de forma individual e íntima. A este respecto, Hilary Evans afirma que “los Estados Alterados son diversos, cada individuo difiere de todos los demás, las circunstancias son infinitamente variables y no existen modelos absolutos para el Estado Alterado”. En este estado especial del psiquismo, donde el plano subconsciente aflora, se darían cita tanto los fenómenos ESP como los símbolos arquetípicos que condicionarían todo ese complejo proceso psíquico, detonante del suceso paranormal (de ahí que algunos fenómenos registrados en distintos contextos, como el ufológico, espiritista o místico, guarden esa evidente y estrecha relación).
“Más que hablar de delirios u otras psicopatologías -nos dice Hilary Evans en su obra “Alternate States”- debiéramos de pensar en los Estados Alterados de Conciencia (EAC), cuyo proceso, ligado a las influencias socio-culturales, creencias, etc. daría como resultado una experiencia anómala (viaje astral, espíritus...)”. En el EAC el sujeto cree estar realmente consciente; no ha percibido cambio alguno, por lo que acepta de forma irrefutable que las experiencias vividas son sustancialmente reales, externas y no producto de su mente. ¿Llevará en parte razón?... No estamos en condiciones de negarlo rotundamente; por ello existe aún la duda de si todo nace en la mente del perceptor o realmente hay “entidades” que participan de algún modo en esa insólita “escenificación teatral”.