Pero a diferencia de aquellos chicos que no se registraba una conducta agresiva, el estudio dejo entrever que el deleite y gozo no era parte de su reacción cerebral.
Estos resultados dieron mayor información de la esperada, y a la vez trajo mucha sorpresas, ya que la actividad cerebral que arrojaban los estudios de aquellos niños y jóvenes con grado de agresividad alta, no era esperada, pues había la creencia que estos más bien eran fríos antes el sufrimiento ajeno es por ello que actuaban así, no se sabía que en vez de resultarles indiferente el dolor ajeno, estos niños y jóvenes agresivos disfrutaban con el dolor de sus contemporáneos a los que maltrataban o amenazaban.
Asimismo se precisó, que aquellos niños que son excesivamente agresivos carecen del poder de auto regulación de los actos.
Asimismo, la Dra. Decety, en uno de sus estudios, los mismos que realizo a inicios de años, concluyo que la empatía entre los niños de 7 a 12 años es natural con las personas que exteriorizan dolor, por lo que cuando los niños ven una imagen o presencian el dolor de otra persona su cerebro activa la zona relacionada con el entender que vivimos en sociedad y el desarrollo del razonamiento moral del individuo, por ello sienten el dolor que aquellos niños sentirían si fueran ellos los heridos.
Todas estas investigaciones ayudan a los científicos expertos en la materia a entender mejor los patrones de agresión y de alguna forma a desarrollar nuevas terapias que ayuden a socializar a aquellos jóvenes y niños altamente agresivos para nuestra sociedad.
Estos resultados dieron mayor información de la esperada, y a la vez trajo mucha sorpresas, ya que la actividad cerebral que arrojaban los estudios de aquellos niños y jóvenes con grado de agresividad alta, no era esperada, pues había la creencia que estos más bien eran fríos antes el sufrimiento ajeno es por ello que actuaban así, no se sabía que en vez de resultarles indiferente el dolor ajeno, estos niños y jóvenes agresivos disfrutaban con el dolor de sus contemporáneos a los que maltrataban o amenazaban.
Asimismo se precisó, que aquellos niños que son excesivamente agresivos carecen del poder de auto regulación de los actos.
Asimismo, la Dra. Decety, en uno de sus estudios, los mismos que realizo a inicios de años, concluyo que la empatía entre los niños de 7 a 12 años es natural con las personas que exteriorizan dolor, por lo que cuando los niños ven una imagen o presencian el dolor de otra persona su cerebro activa la zona relacionada con el entender que vivimos en sociedad y el desarrollo del razonamiento moral del individuo, por ello sienten el dolor que aquellos niños sentirían si fueran ellos los heridos.
Todas estas investigaciones ayudan a los científicos expertos en la materia a entender mejor los patrones de agresión y de alguna forma a desarrollar nuevas terapias que ayuden a socializar a aquellos jóvenes y niños altamente agresivos para nuestra sociedad.