El Ejército Soviético surgió tras la Revolución de 1917 como brazo armado del Partido Bolchevique. En sus primeros años de vida y hasta las primeras reformas de los años 20, el Ejercito Soviético fue un “Ejercito Revolucionario”, formado por obreros y campesinos que detestaban la disciplina, no aceptaban ordenes fácilmente y para colmo estaban muy mal armados y organizados. Este ejército político estaba dirigidos por miembros del partido y ex oficiales del ejército imperial de dudosa reputación. En 1937 este desorganizado ejército se había transformado, mediante ambiciosos programas de modernización desarrollados en los años 30 y realizados conjuntamente con la Alemania de Weimar, en un ejército moderno y poderoso, que disponía de nuevos tanques y aviones y sobre todo de generales altamente cualificados, expertos en guerra acorazada.