La Iglesia alentó de tal forma la persecución de los gatos que llegó a convertirse en espectáculo la quema de estos pobres animalitos en las hogueras de la noche de San Juan. Dice y expresa la leyenda que el gato en si se vengó cruelmente tanto de la Iglesia como de la sociedad ya que el aniquilamiento de los gatos fue de tal magnitud que cuando la peste negra azotó Europa en el siglo XIV, causando más de veinticinco millones de muerto, apenas sí quedaban ejemplares para luchar contra las ratas, principales propagadores de la enfermedad, pero su venganza fue horrible y discreta. Y al parecer, la plaga fue tan devastadora debido al exterminio de los gatos.