FREILA: La gloria de David no debe hacer olvidar al hombre:...

La gloria de David no debe hacer olvidar al hombre: tuvo sus debilidades y sus grandezas; rudo guerrero, astuto también (1 S. 27:10 y ss.); cometió graves faltas y se mostró débil con sus hijos ya antes de su vejez. Su moral es todavía burda: durante su permanencia con los filisteos se comporta como jefe de salteadores contra los enemigos de Israel (1 S. 27:8-12), y es lo bastante listo para que al cabo de más de un año Aquis no se dé cuenta de ello (1 S. 29:6 y ss.). No se pueden pasar en silencio sus despiadadas reacciones después del incendio de Siclag (1 S. 30:17) y en su lucha contra Moab (2 S. 8:2). Finalmente muestra su condición humana conservando su odio contra todos los que han hecho daño, y confía sus venganzas póstumas a Salomón. Pero 1qué magnanimidad revela en su fiel amistad con Jonatán, en el respeto que muestra siempre a Saúl, así como también al arca (2 S. 15:24-29), a la vida de sus soldados (2 S. 23:13-17), y con su generosidad (1 S. 30:21-25) y perdón (2 S. 19:16-24).