Peka, rey de Israel, le tomó varios cautivos que fueron liberados por intervención del profeta Obed (2 Cr. 28:5-15), y sufrió otros reveses a manos de los edomitas y los filisteos (2 Cr. 28:16-20). Desoyendo los consejos de Isaías, solicitó auxilio de Tiglatpileser, rey de Asiria, lo que éste lo aprovechó para hacerle tributario suyo.