El puesto que Abraham ocupa en la historia bíblica es único. Jehová se reveló a Moisés como "el Díos de Abraham", y esta expresión se usa en las Escrituras desde Isaac en adelante. En el Nuevo Testamrnto es antecesor reverenciado de Israel (Hch. 13: 26), del sacerdocio levítico (Hch, 7:5) y de! mismo Mesías (Mt. 1:1). Todo lo que Abraham recibió por la elección divina lo hereda su simiente: la promesa (Ro. 4:13), la bendición (Gá. 3:14), la misericordia (Lc. 1:54), el juramento (Lc. 1:73) y el pacto (Hch. 3:25). La unidad de los hebreos como hijos de Abraham se presenta como analogía de la unidad de los creyentes en Cristo (Gá. 3: 16, 29), pero Juan el Bautista (Mt. 3:9) y Pablo (Ro. 9:7) refutan la idea de que la descendencia racial supone bendición espiritual.