FREILA: Por primera vez los jóvenes se embriagaron de las dulces...

Por primera vez los jóvenes se embriagaron de las dulces sensaciones del amor, en la noche primaveral descubrieron en su desfloración un nuevo universo de placer, sintieron la gratificante impresión de verse atrapados en un apasionado abrazo al sentirse penetrados el uno en el otro; al percibir la emoción de sus labios unidos sentían como crecía su amor en esos momentos de comunión, notaban sus irreprimibles deseos por poseerse más, mucho más, experimentando gozosas y ardientes sensaciones en su interior. Con su acto de amor se estaban conociendo de un modo más íntimo y auténtico, se sentían más vulnerables, sus latidos se aceleraban al unísono, al advertir en su más profunda intimidad las cálidas humedades de su pareja y alcanzaron a tocar con sus manos los cielos al deleitarse con sus orgasmos, poseídos enteramente el uno por otro.

Sus sudores, su flujo, su semen y sus salivas se mezclaron, creando una pócima que inundaba sus cuerpos de una magia singular, que les descubría sus más íntimas y verdaderas emociones, sus ocultas necesidades y sus más secretos deseos.

Ambos se sintieron tan próximos a sí mismos que fantasearon con ser una sola persona, apretándose con toda su alma en un fuerte abrazo, rodeando la joven la cintura de su amado con sus muslos, su cuello con los brazos y apretando sus senos contra el pecho de muchacho. Desearon alargar eternamente esa sensación de unidad y de gozo en la creencia que jamás se extinguiría la llama que acababan de prender.