Epicteto
Filósofo nacido en Frigia hacia el siglo I de nuestra era. Se sabe que vivió en Roma en tiempo de Nerón y que fue esclavo de Epafrodita, confidente del tirano. Su verdadero nombre se ignora, pues el de Epicteto es sólo un adjetivo que significa esclavo. Después de haber obtenido la libertad, asistió a las clases de algunos de los estoicos. En Epiro, adonde se trasladó al ser expulsados de Roma los filósofos por Domiciano, abrió una escuela de filosofía. No escribió libro alguno, pero sus pensamientos fueron recogidos por su discípulo Arriano en dos libros titulados Manual de Epicteto y Conversaciones de Epicteto. Según su sistema, el sufrimiento constituye un ejercicio que nos permite alcanzar el dominio de nosotros mismos. Para Epicteto la distinción entre el bien y el mal es puramente objetiva. Todos los hechos son justos. La educación debe tener por fin práctico alcanzar aquello que nos gusta y evitar lo que nos disgusta. Pero el mundo no responde exactamente a nuestros deseos, y ya que no podemos alcanzar cuanto nos apetece, debemos esforzarnos en hallar de nuestro agrado lo que está a nuestro alcance.
Filósofo nacido en Frigia hacia el siglo I de nuestra era. Se sabe que vivió en Roma en tiempo de Nerón y que fue esclavo de Epafrodita, confidente del tirano. Su verdadero nombre se ignora, pues el de Epicteto es sólo un adjetivo que significa esclavo. Después de haber obtenido la libertad, asistió a las clases de algunos de los estoicos. En Epiro, adonde se trasladó al ser expulsados de Roma los filósofos por Domiciano, abrió una escuela de filosofía. No escribió libro alguno, pero sus pensamientos fueron recogidos por su discípulo Arriano en dos libros titulados Manual de Epicteto y Conversaciones de Epicteto. Según su sistema, el sufrimiento constituye un ejercicio que nos permite alcanzar el dominio de nosotros mismos. Para Epicteto la distinción entre el bien y el mal es puramente objetiva. Todos los hechos son justos. La educación debe tener por fin práctico alcanzar aquello que nos gusta y evitar lo que nos disgusta. Pero el mundo no responde exactamente a nuestros deseos, y ya que no podemos alcanzar cuanto nos apetece, debemos esforzarnos en hallar de nuestro agrado lo que está a nuestro alcance.