Esto es un abogado que vaga varios días por el desierto. Va perdido. Sin rumbo. En esto, que se encuentra una vieja lámpara de aceite… y le atiza una señora patada. De la lámpara sale un genio y el abogado se queda de piedra.
El genio le dice:
- Hola, insignificante humano. Soy el genio de los abogados…. Tú me has rescatado y por eso te voy a conceder tres deseos.
El abogado, que se relaja y comienza a sentirse la persona más afortunada sobre la faz de la tierra, va y le dice:
- Vale. En ese caso ahí va mi primer deseo…
El genio le interrumpe y le dice:
-Alto ahí, infeliz. Todo lo que a ti te sea concedido se le concederá por duplicado a todos los abogados del planeta.
abogado pensó “ ¡Ostras!”. Y después sonrió ligeramente.
-Vale. Sin problemas. En primer lugar quiero una rubia macizorra a mi ladito.
-Sea - dijo el genio. Apareció la rubia, y al resto de los abogados del mundo se le aparecieron dos rubias, una a cada lado.
-En segundo lugar- dijo el abogado-, quiero un Ferrari Testarrosa.
-Sea.
Y al resto de abogados del mundo les aparecieron dos Ferraris en la puerta
de sus despachos.
- ¿Cuál es tu tercer deseo?- dijo el genio.
-Bien…. Yo…. Siempre he querido….. donar uno de mis dos
riñones…
El genio le dice:
- Hola, insignificante humano. Soy el genio de los abogados…. Tú me has rescatado y por eso te voy a conceder tres deseos.
El abogado, que se relaja y comienza a sentirse la persona más afortunada sobre la faz de la tierra, va y le dice:
- Vale. En ese caso ahí va mi primer deseo…
El genio le interrumpe y le dice:
-Alto ahí, infeliz. Todo lo que a ti te sea concedido se le concederá por duplicado a todos los abogados del planeta.
abogado pensó “ ¡Ostras!”. Y después sonrió ligeramente.
-Vale. Sin problemas. En primer lugar quiero una rubia macizorra a mi ladito.
-Sea - dijo el genio. Apareció la rubia, y al resto de los abogados del mundo se le aparecieron dos rubias, una a cada lado.
-En segundo lugar- dijo el abogado-, quiero un Ferrari Testarrosa.
-Sea.
Y al resto de abogados del mundo les aparecieron dos Ferraris en la puerta
de sus despachos.
- ¿Cuál es tu tercer deseo?- dijo el genio.
-Bien…. Yo…. Siempre he querido….. donar uno de mis dos
riñones…