Un pasajero que viajaba en avión estaba en necesidad urgente de usar el baño. A cada intento de utilizarlo, lo encontraba ocupado.
La sobrecargo, consciente de su problema, le sugirió que utilizara el baño de damas pero le advirtió que debía hacer sus necesidades sentado por motivos de higiene y abstenerse de apretar los botones que allí encontraría. Se trataba de cuatro botones marcados con las siglas "AT", "AC", "TA" y "RAT". No obstante, el hombre hizo caso omiso de las recomendaciones de la azafata y decidió dar rienda suelta a su curiosidad.
Con cuidado oprimió el primer botón marcado con "AT" e inmediatamente un chorro de AGUA TIBIA roció sus genitales. Luego de esto pensó: " ¡coño!, ¡qué bien la pasan las mujeres con esto!".
Posteriormente apretó el segundo botón, el "AC". Acto seguido de una boca metálica colocada en un lugar estratégico de la poceta emanó una corriente de AIRE CALIENTE que secó suavemente sus partes y pensó: "esto sí está fino!"
Sin pausa procedió a tantear el tercer botón, el marcado con "TA". Su sorpresa fue mayúscula cuando observó un talqueador automático que empolvó sus testículos con un oloroso y suave talco.
Aquello era tan enigmático como fantástico y relajante. ¡Y aún faltaba un botón! El hombre moría con las ganas de conocer el mecanismo que ponía en funcionamiento el dispositivo identificado con la sigla "RAT". Luego de oprimir el botón sintió una rápida y dolorosa sensación que lo hizo perder el conocimiento.
Cuando despertó en el hospital, lógicamente muy asustado, llamó a la enfermera y le preguntó: " ¿Qué fue lo que me ocurrió? Sólo recuerdo que estaba en el baño de damas de un avión y..." La enfermera, sin dejarlo terminar, le respondió:
- ¡Claro!, usted la estaba pasando muy bien hasta que apretó el botón RAT para activar el REMOVEDOR AUTOMÁTICO DE TAMPONES... ¡Ahh! por cierto, su PENE está debajo de la almohada.
La sobrecargo, consciente de su problema, le sugirió que utilizara el baño de damas pero le advirtió que debía hacer sus necesidades sentado por motivos de higiene y abstenerse de apretar los botones que allí encontraría. Se trataba de cuatro botones marcados con las siglas "AT", "AC", "TA" y "RAT". No obstante, el hombre hizo caso omiso de las recomendaciones de la azafata y decidió dar rienda suelta a su curiosidad.
Con cuidado oprimió el primer botón marcado con "AT" e inmediatamente un chorro de AGUA TIBIA roció sus genitales. Luego de esto pensó: " ¡coño!, ¡qué bien la pasan las mujeres con esto!".
Posteriormente apretó el segundo botón, el "AC". Acto seguido de una boca metálica colocada en un lugar estratégico de la poceta emanó una corriente de AIRE CALIENTE que secó suavemente sus partes y pensó: "esto sí está fino!"
Sin pausa procedió a tantear el tercer botón, el marcado con "TA". Su sorpresa fue mayúscula cuando observó un talqueador automático que empolvó sus testículos con un oloroso y suave talco.
Aquello era tan enigmático como fantástico y relajante. ¡Y aún faltaba un botón! El hombre moría con las ganas de conocer el mecanismo que ponía en funcionamiento el dispositivo identificado con la sigla "RAT". Luego de oprimir el botón sintió una rápida y dolorosa sensación que lo hizo perder el conocimiento.
Cuando despertó en el hospital, lógicamente muy asustado, llamó a la enfermera y le preguntó: " ¿Qué fue lo que me ocurrió? Sólo recuerdo que estaba en el baño de damas de un avión y..." La enfermera, sin dejarlo terminar, le respondió:
- ¡Claro!, usted la estaba pasando muy bien hasta que apretó el botón RAT para activar el REMOVEDOR AUTOMÁTICO DE TAMPONES... ¡Ahh! por cierto, su PENE está debajo de la almohada.