Un lepero cultivando el arroz ve su propio dedo del pie asomando del agua y dice:
-Una culebra, una culebra!
Y zas! lo corta con la azada.
-Menos mal que le he cortado la cabeza, que si no se me come el pie entero.
-Una culebra, una culebra!
Y zas! lo corta con la azada.
-Menos mal que le he cortado la cabeza, que si no se me come el pie entero.