El pub maquineto: Los hay a millares, crecen como las setas. Cuando cierre una tienda en tu barrio debes tener cuidado, a la noche siguiente puede haberse transformado en un bar maquineto. ¿Y qué te podemos contar que ya no sepas? Dentro ponen Pum-pum-pum todo el rato, a no ser que sea de lo más light, en cuyo caso te encontrarás con pastelito y los grandes éxitos del verano, esos que tararean hasta los sordos y estás hasta las partes íntimas de oír berrear en la radio del taxista que te ha llevado hasta este antro, que encima es una macro-discoteca a las afueras de la ciudad de la que no podrás volver hasta que tu primo Aurelio (un ser tan degradado que te avergüenzas del parentesco) venga a las 5 de la mañana con su furgoneta llena hasta los topes de amigos bakalas, como él.
En fin, entras y el sitio está lleno de machorros marcando pectorales de gimnasio, flequillo cenicero y ropa de marca. Las tías también marcan lo suyo, con su pelo teñido, ropa ajustada y maquillaje de diva de baja estofa. Si lo tuyo es buscar sexo fácil, has llegado al paraíso: baila, rózate, miraditas, manitas, presentación en la terraza y lote hasta el hartazgo, con posibilidades de acabar en el aparcamiento poniendo a prueba los amortiguadores del coche. Si lo tuyo es bailar, sin exigencias, también podrás hacerlo. Y si prefieres ponerte de todo: aparcamiento y lavabos. Que sea esto el paraíso o el infierno depende de tu conciencia: si una vocecilla te dice que has vendido tu alma al entrar aquí puede que ya no seas el mismo cuando vuelvas a dar clases de Geometría aplicada como catedrático en Matemáticas.
En fin, entras y el sitio está lleno de machorros marcando pectorales de gimnasio, flequillo cenicero y ropa de marca. Las tías también marcan lo suyo, con su pelo teñido, ropa ajustada y maquillaje de diva de baja estofa. Si lo tuyo es buscar sexo fácil, has llegado al paraíso: baila, rózate, miraditas, manitas, presentación en la terraza y lote hasta el hartazgo, con posibilidades de acabar en el aparcamiento poniendo a prueba los amortiguadores del coche. Si lo tuyo es bailar, sin exigencias, también podrás hacerlo. Y si prefieres ponerte de todo: aparcamiento y lavabos. Que sea esto el paraíso o el infierno depende de tu conciencia: si una vocecilla te dice que has vendido tu alma al entrar aquí puede que ya no seas el mismo cuando vuelvas a dar clases de Geometría aplicada como catedrático en Matemáticas.