1908 Corría el año 1908 cuando un ingeniero inglés apellidado Roberts se presentó en las afueras de Londres conduciendo un vehículo blindado que, en lugar de ruedas tenía planchas giratorias a modo de orugas. En 1912 al austríaco Gunter Bursyn se le ocurrió dotarlo de un cañón, y así nació el primer tanque de guerra. La idea no fue aceptada por ningún ejército hasta que, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-45), la guerra de trincheras impuso la necesidad de desplazarse con un vehículo ligero, todo terreno, poderoso e indestructible a través del frente. Hasta la llegada del Bazooka.