Pedro volvió al único lugar seguro que conocía, su primer hogar verdadero, las calles de Colombia. La guerra civil ya era una cosa del pasado y la guerra fría se instauró en el país. El gobierno se reorganizaba y fábricas que se habían construido durante la represión, empezaban despacio a volver a abrirse. No obstante, Pedro nunca había conseguido experiencia en ningún trabajo y tuvo sólo una educación mínima. Pasó los siguientes seis años en la mendicidad y comete robos pequeños para sobrevivir.