Un sentido específico tiene la expresión de prueba de fuego que fue empleada en la época feudal tardía. La prueba, es decir, haber estado bajo el fuego enemigo, se convirtió en requisito indispensable para que un oficial fuera nombrado caballero. Debido a la creciente especialización, en muchos ejércitos no era posible adquirir tras treinta años de servicio el estado de caballero en condiciones de batalla (prueba de fuego). A finales del renacimiento, al hacerse más escasas las guerras, cada vez fue más frecuente encontrar a oficiales que no hubieran pasado la prueba.
Esta expresión fue extendida más tarde a algunos tipos de carrera civil.
Esta expresión fue extendida más tarde a algunos tipos de carrera civil.