Y es curioso como cuando nos despertamos nos cuesta mucho según el día, y no depende de lo que hayamos dormido sino de cómo hayamos dormido. Hay días que duermes 10 horas y te despiertas hecho polvo, y durante todo el día tienes mucho sueño. Y te preguntas, ¿por qué? Pues porque el sueño es goloso, mientras más duermes, más quieres.