Sin cortes ni oficiales de justicia que pudieran recibir reclamos de las comunidades, los mineros desarrollaron su propio sistema legal, basado en ‘códigos mineros’. Cada campamento tenía sus propias reglas, y a menudo la justicia se llevaba a cabo por voto popular, que a veces actuaba con imparcialidad y otras no tanto (los indios, mexicanos, y chinos solían recibir las sentencias más duras). John Cowder, uno de los mineros, escribió, ‘Muy pocos piensan en robar en el país de la abundancia, y aquellos que lo hacen son colgados inmediatamente’. Estas sociedades mayoritariamente masculinas –aisladas del efecto civilizador de la comunidad, las esposas, familias, e instituciones religiosas- llegaron a altos niveles de violencia, borracheras, blasfemias, y malos comportamientos.