Se necesitaban muchos caballos para los rodeos. Cada vaquero necesitaba entre tres y cuatro caballos para un solo día de trabajo. También se hacían rodeo para agarrar a los caballos. Era una práctica común en el oeste que los potrillos tuvieran por madre a una yegua doméstica, pero se les ‘permitía’ crecer en un ámbito semi-silvestre. También habían manadas ‘salvajes’, generalmente conocidas como mustangs. Estos dos tipos de caballos eran capturados en los rodeos, y los animales maduros eran domados por vaqueros especializados en el entrenamiento de caballos. En algunos casos se usaban métodos extremadamente brutales para domarlos, y esos animales nunca eran completamente confiables. Sin embargo, otros vaqueros se dieron cuenta de la necesidad de tratar a los animales con costumbres más humanas y modificaron los métodos de entrenamiento de caballos, a menudo re-aprendiendo técnicas usadas por los vaqueros, sobre todo las de la tradición californiana. Los caballos entrenados con mayor delicadeza eran más confiables y útiles para una gran variedad de tareas.