REBELDÍA Y ANARQUÍA ESPIRITUAL
La corriente principal del Cristianismo, si la comparamos con las Santas Escrituras hebreas –la Torá–, sostiene que Satán es el Diablo. Lo creen un ángel que se rebeló contra Dios, quien habló a través de una serpiente y que convenció a Eva para que desobedeciera la voluntad de Dios.
Su última meta fue conducir a los humanos lejos del amor de Dios y llevarlos a cometer los desaciertos que éste juzga severamente. Satán también se identifica como el acusador de Job, el tentador de los Evangelios, la energía secreta de la anarquía y el dragón en el Libro de la Revelación.
Antes de su insurrección, Satán era el más importante de todos los ángeles y el más brillante de los cielos. Su orgullo se considera uno de los motivos que lo llevaron a no arrodillarse ante Dios, como lo hicieron el resto de los ángeles.
La corriente principal del Cristianismo, si la comparamos con las Santas Escrituras hebreas –la Torá–, sostiene que Satán es el Diablo. Lo creen un ángel que se rebeló contra Dios, quien habló a través de una serpiente y que convenció a Eva para que desobedeciera la voluntad de Dios.
Su última meta fue conducir a los humanos lejos del amor de Dios y llevarlos a cometer los desaciertos que éste juzga severamente. Satán también se identifica como el acusador de Job, el tentador de los Evangelios, la energía secreta de la anarquía y el dragón en el Libro de la Revelación.
Antes de su insurrección, Satán era el más importante de todos los ángeles y el más brillante de los cielos. Su orgullo se considera uno de los motivos que lo llevaron a no arrodillarse ante Dios, como lo hicieron el resto de los ángeles.