Los egipcios atacaron a los judíos en uno de sus días santos, el año 320 a. C. Un ejercito conducido por tolomeo I de Egipto ataco Jerusalén un sábado. Pero, muy al contrario de los israelitas en 1973, los piadosisimos judíos de aquellos tiempos rehusaron a pelear, ni siquiera en defensa propia, durante el sábado; y así, Jerusalén, que había resistido a Senaqueireb y a Nabucodonosor con admirable tenacidad cayo fácilmente ante Tolomeo.
