La
felicidad es un trayecto, no un destino.
Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro.
Entonces nos sentimos frustrados de que los hijos no son lo suficientemente grandes y que seremos
felices cuando lo sean. Después de eso nos frustramos por que son adolescentes (difíciles de
tratar). Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esa etapa.
Nos decimos que nuestra vida estará completa cuando
... (ver texto completo)