Esta era una señora que, preocupada por los robos que había a cada rato en su
barrio, decidió comprarse un perro guardián. Cuando llegó a la
tienda de animales, se encontró con que a muchas personas se le había ocurrido la misma cosa: no quedaba más que un sucio y pequeñajo perrito. Ya se iba desconsolada, cuando el dueño de la tienda la detiene:
- Espérese señora ¿Buscaba un perro guardián?
- Sí... pero ya veo que no le queda ninguno.
- Al contrario, señora: me queda el mejor de todos. Este perro
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