FREILA (Granada)

vista
Foto enviada por antonio

LA MARQUESA CHULETA. El secreto de la marquesa De Maintenon para seducir a su amante Luis XIV, con el que más tarde contrajo matrimonio, fueron las chuletas de ternera. La dama aseguraba que esta carne aderezada con clavos, albahaca, anchoas y un chorrito de cognac es un reclamo sexual al que pocos hombre pueden resistirse.
TRUCOS DE PALACIO PARA EMPINAR EL CODO. La princesa Isabel, hija de Catalina I de Rusia (1684 – 1727), asistía junto con otras muchachas de la corte a bailes de travestidos para emborracharse. En aquella época, las mujeres no podían beber alcohol en las fiestas.
PEQUEÑO PERO MATON. Pipino el Breve (715 – 768) portaba una espada casi medio metro más alta que él. Este rey de los francos tenía una estatura de 1,37 metros, pero era temido por su valor y su maestría con el hierro.
SERÁ POR PECHOS. Dicen que Ana Bolena, esposa de Enrique VIII, tenía tres senos.
ASIGNATURA PENDIENTE. Carlomagno (742 – 814) fue incapaz de aprender a escribir.
TRAJES PARA TODA OCASION. La emperatriz Isabel I de Rusia poseía más de 15.000 vestidos.
ESCLAVA DE LA BELLEZA. La reina de Babilonia Semiramis tenía 50 esclavas que se dedicaban exclusivamente a los cuidados de su belleza.
UN SOLETE EN LA COCINA. Luis XIV, el Rey Sol, frecuentaba demasiado la cocina de palacio, pero no con fines gastronómicos, sino para mantener relaciones íntimas con las cocineras y camareras.
MANDATO A DISTANCIA. La reina de Inglaterra Berengaria, que contrajo matrimonio con Ricardo Corazón de León en 1191, nunca vivió ni visitó ese país.
Me parece muy bien despacito y no te canses mucho
la verdad es que si que lo llevo con tranquilidad
aun no victoria, voy poco a poco
Me parece muy bien despacito y no te canses mucho
aun no victoria, voy poco a poco
estaré por aqui de vez en cuando
voy a ver el futbol
Antonio holaaaaaaaaaa ¿Que tal esta tu obra de arte ya la terminaste
aun no victoria, voy poco a poco
Antonio holaaaaaaaaaa ¿Que tal esta tu obra de arte ya la terminaste
PATÍBULO CON PREMIO. Una ordenanza de Carlos I (1661 – 1700) de Inglaterra disponía que los verdugos podían quedarse con las prendas que llevaba el reo en el momento de la ejecución.