Compramos energía a futuro

FREILA (Granada)

cortijo del "chus"
Foto enviada por antonio

Existían diversas variantes

* el acusado debía andar descalzo sobre seis u ocho rejas de arado al rojo vivo,
* el acusado debía transportar un hierro al rojo vivo una distancia de nueve pies o más
* el acusado debía poner la mano en el fuego

Si el acusado permanecía indemne o si sus heridas no supuraban, se creía que su inocencia estaba probada, en caso contrario era condenado.

Al igual que otros juicios divinos la prueba de fuego desapareció en los siglos XII y XIII y se sustituyó ... (ver texto completo)
La prueba de fuego pertenecía a los juicios divinos medievales para demostrar la culpabilidad o inocencia del acusado. No se debe confundir con la tortura, que era empleada para hacer confesar al reo.

La prueba de fuego era, al igual que otros juicios de Dios, empleada habitualmente ya por los germanos, los anglosajones y los vikingos.
La prueba del fuego o prueba de fuego era un elemento de juicio en la antigüedad en la que se empleaba el fuego para confirmar o negar una acusación y en la que a través de la ayuda divina no se sufrían quemaduras graves.

A lo largo de la historia se ha perdido el sentido original hasta llega a significar una prueba decisiva en cualquier actividad con la que se pretende revalidar la capacidad o la validez de un proyecto o persona, como por ejemplo lo sería la prueba de funcionamiento de una nueva ... (ver texto completo)
buenos dias a todos y feliz dia
Hola Antonio y el frio como lo has llevado hoy supongo que no habràs trabajado en la calle
todo el dia en la calle, y con mucho frio, no podemos elegir el sitio para trabajar
# No compres nunca fiado, que al final es repagado.
Hola Antonio y el frio como lo has llevado hoy supongo que no habràs trabajado en la calle
# No compres nunca fiado, que al final es repagado.
Para los jueces se trataba de algo más que de una mente enferma que bebía la sangre de sus víctimas; era un personaje frío y calculador que premeditaba sus crímenes y actos, fingiendo una locura que lo convertiría en irresponsable ante la ley.

Finalmente es sentenciado a la pena de muerte, a la que el acusado ni siquiera apela; es ahorcado en la prisión el 6 de agosto de 1949.
En el juicio, su abogado defensor intentó utilizar la pesadilla del hombre y el acto de vampirismo como recurso, queriéndolo hacer pasar por demente que se veía obligado a matar por una obsesiva ilusión vampírica, pero no dio resultado. Si bien los psiquiatras reconocieron sus rasgos paranoides como síntoma precursor de una aberración mental que le acarreaba una alteración completa de la personalidad, trastornándole el carácter y la conducta, el hombre había explotado económicamente a sus víctimas, ... (ver texto completo)
Lo que Haigh no sabía era que la policía londinense, en un minucioso trabajo de investigación, sí había encontrado restos del cadáver y lo habían incluso identificado.

Después de su detención y confesión, la policía sospechó de otros cinco crímenes acaecidos un año antes en similares condiciones. Finalmente también se declaró culpable de esos crímenes, alegando además que a todas las víctimas les había bebido la sangre.
"Si le confesara la verdad no me creería, es demasiado extraño. Pero se la voy a confesar. La señora Durand no existe. Ustedes no encontrarán jamás ningún resto de ella ya que la disolví en el ácido, ¿cómo podrán probar entonces que he cometido un crimen si no existe cadáver? Le disparé a la cabeza mientras estaba mirando unas hojas de papel para confeccionar sus uñas postizas, después fui por un vaso y le hice un corte con mi navaja en la garganta. Llené el vaso de sangre y me lo bebí hasta saciar ... (ver texto completo)
Haigh mantenía su disfraz de inocencia respondiendo amablemente a cada interrogatorio, aunque la policía de Scotland Yard sabía que mentía en sus declaraciones y que todas las pistas halladas le apuntaban como el asesino. Pero al darse cuenta que no podía seguir ocultando el crimen por mucho más tiempo, termina haciendo unas siniestras declaraciones:
Expertos analistas de Scotland Yard analizaron cuidadosamente los restos de grasa y dos partes casi intactas de una dentadura, que finalmente fueron identificadas por el dentista de la mujer.
En los almacenes, los policías encontraron tres bombonas de ácido sulfúrico, además de un delantal, unos guantes de caucho y un revólver que recientemente había disparado una bala. También hallaron otras pruebas macabras, como huellas de sangre en la pared y el delantal, un charco de grasa en un bidón vacío de ácido, y para colmo de sospechas, el recibo de una tintorería por un abrigo de astracán.
Pero el escepticismo y las sospechas del comisario de policía lo llevaron por otras pistas. Por el hecho de que no acababa de gustarle el hombre y dejándose guiar por la intuición, decidió llevar a cabo una serie de investigaciones rutinarias que le ayudaron a descubrir algunos cabos sueltos que Haigh no había tenido en cuenta: tenía antecedentes penales por estafa y robo, además de que se descubrió que no era el tal jefe de la empresa que decía, pues terminaron localizando al verdadero jefe, y declaró ... (ver texto completo)