La prueba de la aguja era una de las pruebas de brujas más importantes que se empleó durante la
caza de brujas que se realizó a comienzos de la Época Moderna.
Tras buscar y encontrar en una de las acusadas - normalmente durante la tortura - una marca demoníaca, se realizaba la prueba de la aguja en la zona. Estas marcas demoníacas o marcas de brujas eran pecas, manchas o verrugas en la piel que llamaran la atención, con las que se creía que el Demonio marcaba a las personas con las que cerraba
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