Después de la muerte de Francisco I y de su inteligente hermana, los reyes de
Francia trataron de restaurar el catolicismo
romano. Entre tanto el grupo minoritario protestante -los hugonotes- se había convertido en partido político. Pronto los hugonotes contaron con algunos nobles destacados: Enrique de
Navarra, Antonio de Borbón, el almirante Coligny y Luis de Condé, el mejor general de Francia en ese tiempo. En 1562 estalló en Francia una guerra civil religiosa intermitente.