Pues nada, hombre, que una mano negra autoritaria, excluyente y poco plural ha eliminado la libertad de expresión porque no le gustan las manos blancas ni la democracia parlamentaria, sólo le van los monólogos y las disposiciones monistas y dogmáticas, vender tierras verdes a los gordos de Graná por treinta siclos de plata para que ellos las revendan urbanizadas a precios dorados y se hagan los amos del pueblo, dilapidando el sudor de nuestros padres, abuelos y demás.