¡Cómo me alegra de que mis palabras, aconsejando a mis paisanos escuceños que escribieran mucho, pero sin faltas de ortografía, hayan suscitado tanta polémica y hayan levantado tanta polvareda! Al paisano que me contesta recordando y alegando las condiones en las que tanto él, como otros han estudiado, le respondo que tal vez se hubiera ahorrado el discursito, si me conociera y supiera, que los que nacimos inmediatamente después de la guerra, no tuvimos ninguna ayuda del régimen franquista, máxime si teníamos abuelos que habían sido socialistas o comunistas. Tuve que hacer mis estudios como alumno libre, trabajando con mis manos y ahorrando una peseta para poder estudiar. Mi cariño, a quienes me sacaron de la pobreza, es y será eterno; por eso reafirmo que fueron don Mariano Granados y un secretario, don Valentín, los que más me enseñaron cuando era un niño, porque las condiciones de la escuela, en aquellos tiempos, eran absolutamente lamentables. Al otro paisano que, no tan amablemente, me invita a dar clase de buen hablar y de mejor escribir, le digo que no le quepa duda alguna, que lo haría si en nuestro pueblo se valorara y se pagara la cultura adecuadamente. Os quiero, paisanos, y, aunque hace 53 años que salí de Escúzar, llevo al pueblo con mucho orgullo en mi corazón.