La luna me está mirando y acariciendome el pelo, y yo le he dicho que el
cielo puede quedarse esperando, la luna me está sintiendo bajo su octava costilla y con su luz amarilla la luna me está diciendo: yo se que te están condenando, te están condenando porque las cosas niño que tu dices las dices cantando, las dices cantando.
Y si cantando las digo, las oye las luna llena, y si por eso hay condena yo no le temo al castigo. La condena de los besos largos, en la
plaza de las
Catedrales a donde el
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