BAUL: Hola Teresa:...

Robert: No te puedes imaginar el sentimiento que me invade al saber la desaparición de tú tío, Ricardo, por él y por tú querida tía, menos mal que le queda Ricardo y su familia, y vosotros. Se aprecia mucha tristeza en la foto que me enviaste de los dos. Eran tan felices. Hoy que podrían haber disfrutado de los hijos y los nietos. Fin. Primero se fue tú madre, no debería haberse ido tan joven, tú padre vivió, pero ya no era lo mismo, siempre iban juntos, eran un matrimonio de los que se querían. Y, sucede lo que no debiera, es raro el día que no muere una mujer por su marido o compañero. Y, los que nos amamos y somos felices... La vida es así, algún día yo creo que sabremos en que consiste nuestra llegada. Vida y Muerte. El pino debe de estar muy lejos, he estado en Bacor, claro que aún no estaba el embalse hecho, pero sí que lo cruzamos con aquello que vemos de tanto en tanto en películas. Loli Molina López, es la señora que tiene la tienda en baúl, antes era la panadería, se hacía y vendía el pan, es mi mejor amiga, pero tiene un "marido" que es una prenda, es por ello que te ruego, si está él delante no le digas nada. Tú la conoces de hace ya muchos años, la panadería la teníamos muy cerca, subiendo de la casa donde vivieron tus tíos a la derecha. Espero que des a tu tía Mari mi pésame por el fallecimiento del tío Ricardo. Recibe un abrazo, de tu amiga. Teresa

Hola Teresa:
¿Quién conoce los entresijos de la vida? Ya lo decía Él, el de arriba, "los caminos del Señor son inescrutables".
Hoy mismo le haré llegar a mí tía tus condolencias; ella también recuerda con mucho cariño aquellos años imborrables. No sé qué tenía el Baúl que de una u otra manera te dejaba prendado. Mira que yo era un niño y que sólo aparecía por allí de vez en cuando, pues no te puedes imaginar el cariño que siempre le he tenido al pueblo, y que le sigo teniendo; es más, de vez en cuando me planto allí, me doy una vuelta por el pueblo y me vengo para Guadix más contento que unas castañuelas.
Ahora sí sé quien es Loli. A finales de octubre pasado, estuvimos en Baúl con mi tía Mari, y cuando fuimos a dar una vuelta por donde ella vivió, tropezó con una muchacha que es la dueña de la casa que ahora hay allí, y se conocían. No te puedes imaginar la alegría de ambas y la de besos y abrazos que se dieron; yo no la recordaba, es más, ni siquiera recuerdo su nombre, pero ella a mí si me recordaba de aquellos años. Tuvimos que parar, entrar a la casa y echamos un buen rato recordando aquellos tiempos. Mi tía tenía idea de haber ido a saludar a Loli, pero cuando acabamos con esta muchacha ya era una hora intempestiva y lo dejamos para otra ocasión. Pero cuenta que la próxima vez que vaya por Baúl, con o sin esposo delante le daré tus recuerdos. Fíjate que a ella no le pongo cara ahora mismo, y sin embargo al marido sí; alto, moreno, serio, con bigote, bien parecido y compañero de fatigas de tu papi, de mi tío Ricardo y de mi abuelo Gregorio en la RENFE.
Bueno Teresa, como siempre es un placer saber de ti. Que Dios te bendiga y te ayude.
Un fuerte abrazo de tu amigo Roberto.