Los almendros en flor, con ese tan peculiar y suave aroma (El perfume que de siempre uso) flores de Azahar además se nota que son autenticas, no porque lleven la firma de un famoso naturalista francés, solo porqué su aroma es única, fresca te impregnas de ella, tanto es así, que hace ya 18 años que se me fue mi madre y su ropa sigue manteniendo su olor, es como tenerla junto a mí, a mi amado y a mi hijo les entusiasma, tras salir de la ducha echarse casi media botella de ese aroma en versión Men, agua, jabón y un buen chorro de agua de colonia fresca. Teníamos frente a mi casa unos cuantos almendros, que por Enero ya florecían, ya que por el clima, aquí florecen por esa época en la que aún ahí se hacían las matanzas, nos poníamos de nieve hasta las rodillas, hace ya unos, de aquellos almendros tan solo uno quedó, durante unos cuantos años más, lo miraba cada mañana y me sentía contenta, (Hoy lo exótico de un restaurante llamado nada más y nada menos, que Fujiyama, dicen que sirven comida tanto de allí como de aquí, no somos muy aficionados a ir de restaurantes, los viernes ya se pone hasta los topes, comida y barata y el mallorquín se pone las botas hasta que llegue algún que otro bodorrio a los que tan afines son) hoy para ver almendros, hay que desplazarse bastante, aunque no ha mucho que me llevo mi hijo a ver la playita donde solíamos ir cuando juntos todos estábamos, tampoco aquella playa conserva su hermosa vista, los piojos adosados, entran por doquier, pobre isla de la Calma "chicha" la han dejado ir reconocible y todo por el asqueroso dinero, la avaricia rompe el saco, han matado a la gallina de los huevos the good, (Me he propuesto aprender inglés y lo estoy consiguiendo, entre lo que recibo de la BBC y del diario el Mundo, que tiene todo el curso del canal de TV aprendamos inglés, nada mejor que hacerlo desde el PC. Había recibido clases estando con mis abuelos, se me daba mejor escribirlo que parlarlo, tan poco es que estaba va y viene de Londrés, quien si lo aprendió además del sueco y alemán fue él, los chicos, hablan el que menos tres idiomas, nunca está demás aprender, es algo innato. En fin las allozas ya están en su punto, cuando nos las comíamos, les llamábamos cometer un pecado verde, cuanta risas provocaron este tan peculiar pecado, que en su mayoría, si abusamos, nos acababa pasando factura, dolores abdominales, chicha te y no haber omio tanto omeor. En fin, poco a poco, quedito amor, (Adoro a Neruda) hacía el tálamo me retiro, espero volver amanecer mañana, como os lo deseo a todos vosotros desde el corazón, abrazos. Teresa