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BAUL: Con cariño, a todos los jóvenes del mundo y en especial...

Con cariño, a todos los jóvenes del mundo y en especial por los de el pueblo de mis amores. Como podreis comprobar un sucedido más de la larga cadena, que padecemos en este Mundo, donde esa desmedida ambición de poseer por poseer, no es el camino. Tan solo un apunté de lo que tras mucho reflexionar, hablé con mi hijo. He ahí mi humilde aportación. En el instante, que me enteré que tocaron los juristas a Nadal, hice un comentario a mí hijo: Con esto le quedan a Munar un par de telediarios. No soy vidente, ni la más inteligente, más (vivir una gran pesadilla con el PP y Su socia) Tener capacidad de reflexionar, de seguir el día a día, leer diarios, ya sean de papel o digitales, libros, en fin, lectora empedernida confieso ser, aunque sé que no sé nada. Todo aquel, que por ambición desmedida, olvida de donde viene y hacia donde debe o no caminar, casi siempre suele acabar mal; es el caso que nos ocupa, acercarse a los ricos muy ricos, atraerlos al lado por ese defecto de (querer ser, sin ser) pasa factura, triste democracia la que padecemos en este país, el señorito, sigue siendo la figura, una figura (Que aunque nadie o casi nadie dice) que toma al hombre o mujer, de procedencia humilde, mientras que les sirve, todo está bien, pero amigos, siempre que esto ocurre, el ciudadano, acaba tirado en la papelera. Aunque, anti-clasista soy, este rico, tan rico él, no solo ha quedado como un supuesto ladrón, ha demostrado, ser nada “señor” para convertirse como Munar, la hija de los porteros, en un político miserable más. Si de estos sucesos los jóvenes sacaran una lección, si la justicia se despiojara y despojara de la carga lastre, que para ellos, como para todos los que vivimos en esta tierra, solo ha representado, que no todo, Yate, Jet, Visón, pomposos coches, marcas, ese afán de posesión por posesión, les valdría la pena pasar por una prisión (En el supuesto caso que esto se dé) Munar, y los muchos munares, que desgraciadamente nos ha tocado padecer, cometió el gran error de querer ser, sin ser, nada más que una presunta ladrona de guante blanco, con ambición de señorío decadente e indecente