El término carnaval procede del italiano carnevale, el cual a su vez se origina del latín carnem levare, "quitar la carne". En las épocas antiguas esa fiesta se distinguía por sus alegres danzas, las mascaradas y, sobre todo, el libertinaje. La llegada de la primavera era celebrada tres días en Atenas. Corría vino en abundancia y los griegos proclamaban la alegría de vivir. Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, en su Libro de Buen Amor dedicó un pasaje a don Carnal y doña Cuaresma. El primero se enseñorea del mundo casi todo el año, menos en los cuarenta días del reinado absoluto de su austera adversaria, doña Cuaresma. Uno encarna la concupiscencia, la glotonería, la holganza y los bajos instintos; la otra representa el ayuno y la abstinencia, la penitencia y el recogimiento (personalmente siempre los he considerado los eternos amantes)
La regocijante lucha entre ambos antagonistas muestra el misterioso proceso asociado con el fin del invierno y el principio de la primavera, con la despedida del tiempo melancólico y la bienvenida de la renovación.
Me encanta el carnaval. Y ya está aquí!!!
La regocijante lucha entre ambos antagonistas muestra el misterioso proceso asociado con el fin del invierno y el principio de la primavera, con la despedida del tiempo melancólico y la bienvenida de la renovación.
Me encanta el carnaval. Y ya está aquí!!!