Una de las Siete Villas del Valle de Los Pedroches, casi en el límite norte de la provincia de Córdoba, pueblo ganadero, cuyas blancas y recogidas calles invitan a no romper el silencio y a imbuirse en una paz que resulta inalcanzable en la febril actividad de la ciudad.

ERMITA DE SANTA MARÍA DE GRACIA.- Para muchos estudiosos, fue una antigua sinagoga que prestaba auxilio espiritual a los judíos que transitaban por el camino real.

IGLESIA PARROQUIAL DE SAN SEBASTIÁN.- Es uno de los templos más antiguos de la zona, cuyo archivo guarda documentación desde 1550. Consta de tres naves separadas por pilares poligonales que soportan arcos apuntados, así como tres ábsides de planta rectangular, cubiertos por sendas bóvedas de crucería. A la nave central la cubre un artesonado con tirantas decoradas con labores de lazo. Pila bautismal gallonada.

ERMITA DE NTRA. SRA. DE LAS VEREDAS.- Se estructura en una sola nave edificada con arcos fajones. La cabecera, de planta cuadrada, se cubre con una cúpula sobre pechinas, coronada por una linterna. La entrada está precedida de un pórtico con columnas de granito.

CASA-MUSEO POSADA DEL MORO.- Esta antigua posada se ha convertido, tras su restauración, en un espacio expositivo, gracias a la labor que durante años desarrolló el estudioso Esteban Márquez Triguero. Posee una hermosa portada gótica de comienzos del s. XVI, y en su interior conserva techos artesonados y la cocina dedicada a las matanzas.

Aquí se preparan los más exquisitos platos populares: cachorreñas y migas abajás, y la refrescante "melocotoná". También el Cochifrito, gazpacho, cocido, caracolillos, torreznos... y lo mejor muy natural y cosecha propia es los embutidos de todos tipos pero el Jamón Iberico de Bellota del Valle de los Pedroche muy recomendable por su sabor único y de toda la vida con costumbres y artesanal.

En su término existen numerosos restos arqueológicos de todas las épocas como son: sepulturas antropoides grabadas en roca, castros ibéricos, ruinas romanas, visigodas, mozárabes y árabes. No se tiene constancia de la fecha de creación de Torrecampo, pero por aquí ya pasaba una calzada romana. Estuvo situado en el Camino Real entre la Mancha y Andalucía. Parece que la población tuvo su origen en los caseríos construidos por campesinos que vinieron en busca de mejores tierras, a éstos se unieron otros que huían de la peste. Así se constituyó este pueblo que dependió de Pedroche hasta 1484. En 1560 pasó a formar parte del marquesado de El Carpio hasta mediados del siglo XVIII. Durante la tercera guerra carlista, en 1873, se destaca el fuerte combate librado en Torrecampo entre carlistas y liberales.

Entrar en la medieval Casa-Museo de la Posada del Moro, es entrar en la historia de Torrecampo y de Los Pedroches: herramientas, enseres, esculturas y demás vestigios arqueológicos, testigos de un intenso pasado minero, agrícola y guerrero, junto a diversas pinturas de gran valor histórico.