Soy madrileña de pura cepa, hace treinta años conoci a un montoreño aquí, él me hablo de
Montoro y nos fuimos a vivir allí, hasta que un día me "inflé" de zorzales y mazapanes, tan mala me puse que me quise venir otra vez a
Madrid, aunque en Montoro, Padre Jesús para mí, es lo mejor que conocí.