MONTEMAYOR

Habitantes: 3.821  Altitud: 392 m.  Gentilicio: Montemayorenses 
Hoy amanece en MONTEMAYOR a las 07:41 y anochece a las 20:55
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Situación:

Montemayor es una villa situada al sur de la provincia de Córdoba, en la comarca de la Campiña Alta. Dista 32 kilómetros de la capital. La superficie del término municipal es de 57,3 kilómetros cuadrados.

La villa de Montemayor se encuentra a 392 metros del nivel del mar, en la cumbre de un elevado cerro, de ahí su nombre Montemayor. El asentamiento actual de Montemayor tuvo lugar a mediados del siglo XIV, fecha en la que al no reunir condiciones de defensa contra los ataques de los árabes, la villa y el castillo de Dos Hermanas fue trasladada por Don Marín Alfonso, Fdez de Córdoba a la sombra de un castillo construido en el monte mas elevado de estas tierras, tomando así nombre, pueblo y señor , que fue llamado Don Martín Alfonso de Montemayor, muerto en 1394, mereciendo el sobrenombre de “EL BUENO”.

Ayuntamiento:

AYUNTAMIENTO DE MONTEMAYOR

Plaza de la Constitución, 1

Tfno: 957384000-01 Fax: 384463

OFICINA DE INFORMACIÓN Y TURISMO DE LA RUTA DEL CALIFATO

Centro Cultural Juvenil

C/Juan Pedro Carmona, 6

Tfno: 957375458

AGENCIA LOCAL DE PROMOCIÓN DE EMPLEO

alpe.montemayor@eprinsa.es

C/ Juan Pedro Carmona, 6

Tfno: 957375458

POLICÍA LOCAL

Plaza de la Constitución, 1

Tfno: 957384021

Móvil:689815477

CONSULTORIO MÉDICO

C/ Rodríguez de la Fuente, 16

Tfno: 957385171

CORREOS

Plaza de la Constitución, 1

Tfno: 957384050

PARADA DE TAXI

Juan Rodríguez-Córdoba Sánchez

C/Sebastián Garrido, 16

Tfno: 957384355

MUSEO DE ULÍA

C/Duque de Frías, 1 (Parroquia)

Tfno: 957384040

MUSEO DE LA PLATA

C/Duque de Frías, 1 (Parroquia)

Tfno: 957384040

COOPERATIVA VITIVINÍCOLA SAN ACACIO

Ctra Córdoba-Málaga Km 437,4

Tfno: 957384120

FARMACIA Mª DOLORES GONZÁLEZ

C/Solares, 56

Tfno: 957375311

FARMACIA INMACULADA ALCOLEA

C/Rodríguez de la Fuente, 9

Tfno: 957375238

Monumentos:

MONUMENTOS Y LUGARES DE INTERÉS

CASTILLO DUCAL DE FRIAS

Se eleva desde el siglo XIV en lo más alto de la villa rodeado de verdes y frondosas arboledas. Constituye uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar de la provincia de Córdoba. Tres grandes torres, conocidas como Torre Mocha y del Homenaje, la hermosa de las Palomas, configuran un recinto triangular centrado por su patio de armas con sus cuerpos de arquerías. Todas esas torres se elevan con sus prismáticos volumenes, aunque ninguna lo hace tanto como la del Homenaje, en cuya culminación hay almenas y cuatro garitas, una en cada esquina. También a gran altura presenta pares de ventanas con arcos de herradura de bajo arfiz.

CASTILLO DE DOS HERMANAS

Antigua fortaleza musulmana localizada en el término, a varios kilómetros de la población, aparece, por el contrario, arruinado, entre otras razones por el hecho de que don Martín Alfonso de Córdoba lo destruyó parcialmente aprovechando material de él para la construcción del citado castillo de Montemayor. Pese a su ruina aún subsiste su trazado cuadrangular y torres en las esquinas. Recientemente se han realizdo en él catas arqueológicas

PARROQUIA DE LA ASUNCIÓN

Fue creada en el año 1515. Se aprovecharon diversos materiales de derribo y, sobre todo, los fustes de las columnas, que son todos romanos. El crucero está formado por tres cúpulas, todas ellas de piedra tallada. Tenía un artesonado y el techo era de tablas pintadas con dibujos ornamentales.

El Retablo del Altar Mayor es obra de Pedro Freila Guevara, realizado en 1633. Lo preside una imagen de San Acacio, patrón de la villa. El templo y el retablo fueron muy dañados en la guerra civil española.

En el siglo XVIII se construye la formidable Capilla del Sagrario. Se crea, asímismo, la Capilla de los Condes de Alcaudete "Señores de Montemayor".

Mención especial merece la pila bautismal, fantástico ejemplar, tallado en piedra de usa sola pieza, de estilo plateresco realizada en 1539.

MUSEO DE ULÍA

Fue creado 1971 por el párroco don Pablo Moyano Llamas. En él se recogen muchísimos objetos donados por los hijos de Montemayor, o descubiertos por su fundador en el término. Este museo está instalado en unas dependencias de la parroquia, concretamente en lo que fuera el aljibe del templo, romano por supuesto, y en otra pequeña sala que fue uso durante siglos.

En sus vitrinas se conservan monedas, puntas de lanzas, anillos, lacrimales, hebillas, colgantes, objetos sumamente curiosos como lo puede ser un racimo de uvas, pequeñas vasijas, lámparas de barro, hierros, hachas de piedra y ruedas de molinos romanos.

Lo mejor del museo está en la sala del antiguo aljibe donde se exhiben esculturas como algunas de gran belleza, como La Dama de Montemayor, el león y un Sátiro con su piel de cabra. Hay restos de cerámicas ibéricas y un trozo de plato campaniforme. Más de cuatro mil años de historia se guardan entre sus muros.

ERMITA DE LA VERA CRUZ

Es la ermita más antigua, donde reside la Cofradía de la Vera Cruz. Cuenta con un Cristo Crucificado del siglo XVI y dos imágenes valiosas; el Señor Amarrado a la Columna y la Virgen de la Soledad. La Cofradía tiene más de quinientos hermanos.

ERMITA DE SAN SEBASTIAN

Es también del siglo XVI. En su altar, una imagen del Santo, del XVII. En ella tiene su sede la Cofradía del Cristo de la Juventud, que procesiona un Cristo Crucificado en la madrugada del Viernes Santo. Cuenta con ciento cincuenta hermanos, todos jóvenes.

ERMITA DE JESÚS

Es de 1766, en ella tiene su sede la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que cuenta con más de cuatrocientos hermanos. Tiene dos retablos, uno del Nazareno y otro de la Virgen de los Dolores. El Nazareno es obra actual del escultor cordobés Juan Martínez Cerillo, que lo hizo en 1937.

ERMITA DE SAN JOSÉ

En ella se asienta la sede de la Cofradía de San Isidro, y de ella parte la romería del 15 de mayo. Por desgracia la imagen del Santo Patriarca fue destruída en 1936. El pueblo siente una particular devoción hacia este templo.

CASA GRANDE

Del siglo XVIII, con portada de piedra, amplias galerías, escaleras señorial de mármol, amplias salas y corredores, en cuyas paredes cuelgan algunos cuadros de mérito. Tiene algunas puertas talladas en nogal y cuenta con muebles de época.

Fiestas:

FERIA Y FIESTAS

San Sebastián (20 de enero).

Ante la ermita de esta advocación, enclavada en el barrio del mismo nombre, se viene encendiendo en los últimos años una fogata, y en torno a ella, surge una verbena popular en la que no falta el baile.

Candelaria (2 de febrero).

Se tiene constancia de su celebración desde la centuria del Quinientos. Días antes, grupos de jóvenes salen al campo con el fin de coger troncos y ramas de árboles, que transportan hasta la puerta de la ermita de la Vera Cruz. La noche anterior a la fiesta se le prende fuego a las maderas, formándose una gran hogera (Candelaria), a cuyo alrededor se reúnen grupos a tomar copas mientras se entonan cantos tradicionales. Este día sale la Virgen de la Soledad, acompañada por San José. Participan en ellas las madres que han dado a luz el último año, con sus retoños, que son ofrecidos de la Virgen al término del desfile, en la parroquia. A esta procesión se la conoce popularmente como "de la tarta y la paloma": la tarta la porta un monaguillo y se reparte a los pequeños al término del desfile, mientras que los pichones se colocan en las andas de la Virgen. Al regreso de la procesión es tradicional que se cante la primera saeta del año, que marca la cuenta atrás de la Semana Santa.

Carnaval (variable).

Tradicionalmente, el Carnaval no ha tenido gran arraigo en Montemayor, habiéndose limitado a salidas de máscaras disfrazadas con ropas viejas y harapos. En los últimos años, el Domingo de Piñata se viene celebrando un concurso de máscaras, al que concurren principalmente niños.

Semana Santa (variable).

El Domingo de Ramos tiene lugar la procesión de las palmas, que sale de la ermita de la Vera Cruz.

El Jueves Santo se procesiona a Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna y a María Santísima de la Soledad. Los saeteros locales cantarán a lo largo de todo el itinerario. Los lugares más idóneos para ver la procesión son las calles Membrilla y la Cruz del Campo.

La mañana del Viernes Santo tiene lugar el desfile procesional de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, a la que acompañan las imágenes de San Juan y la Magdalena. El momento culminante será hacia el mediodía, cuando la procesión llega a las Cuatro Esquinas, donde se dan cita numerosos saeteros. Es emotiva la bajada por el Mirador. En esta procesión se mantienen las tradicionales caidas de los hermanos, que son debidamente señaladas por campanillas.

En la madrugada procesiona la Hermandad del Cristo de la Juventud, cuya característica principal es el orden y el silencio con que participan en la misma los jóvenes de la localidad. Esta hermandad que fue fundada a comienzos de los setenta, porta a hombros un crucificado, al que reza el vía crucis.

El Sábado Santo tiene lugar la procesión del Santo Entierro, a la que acompañan los pasos de San Juan, la Magdalena y María Santísima de los Dolores. El mismo día sale la procesión del Silencio con la Virgen de la Soledad desde la ermita de la Vera Cruz, en la que participan nazarenos de todas la cofradías. Hace el recorrido inverso al Santo Entierro.

Romería de San Isidro (15 de mayo).

Numerosas familias y grupos de amigos se desplazan hasta el paraje de Los Eucaliptos, acompañando a la imagen del santo labrador, en cuyo honor se celebra una misa de campaña. Participan en la romería carrozas y caballistas. Numerosas familias celebran peroles campestres, tanto en Los Eucaliptos como en otros parajes sombreados del término.

Feria de San Acacio (22 al 24 de junio).

Es la feria más importante de Montemayor y en la misma tienen lugar diversas competiciones deportivas, así como bailes y otros actos recreativos. Se celebra en honor de San Acacio, cuyas reliquias trajo desde Roma en 1517 don Antonio Aranda; un siglo más tarde se le votó como patrón de la localidad. El día 22, tras la misa, sale el el santo en procesión. La peña ciclista organiza el Gran Premio de Montemayor.

Fiesta de Jesús Transfigurado (5 al 6 de agosto).

Considerada la "tercera feria", surgió hace más de veinte años por iniciativa de la Hermandad de Jesús Nazareno y del dinámico capitán don José Jaén, por lo que también se le conoce como "la feria de Jaén". Como prólogo religioso, la precede un triduo en la pequeña y céntrica ermita de Jesús, cuyo entorno se adorna con banderitas y alumbrado extraordinario. El día 6 sale procesionalmente el Nazareno transfigurado, con túnica blanca. Los fuegos artificiales ponen broche a esta celebración, que congrega a numerosos emigrantes que pasan sus días de vacaciones en su pueblo natal.

Costumbres:

Montemayor, destaca sobre todo por su caracter cinegetico. La caza menor resalta ya que son cazadores la mayoria de los habitantes.

GASTRONOMÍA

No es Montemayor una localidad de especial tradición gastronómica. Sus habitantes hablan del cocido andaluz y de la gallina en pepitoria como los platos más típicos. También se preparan las habas con berenjenas y morcilla, que llevan, además, cebolla, pimiento, tomate y ajo. En Montemayor son muy aficionados al puchero, bien sea un cocido, un potaje o un estofado de carne, que aderezan con mucha berza. Y no falta el arroz con bacalao, habas y alcachofas.

Entre los dulces, cabe destacar del conocido gañote, que toman también en otros pueblos de la zona; se prepara con una masa elaborada con huevos, vinagre, aceite, harina y limón rallado; con ralladura de limón y azúcar se realiza el almíbar, en el cual se emborriza el dulce. Los roscos de aguardiente son típicos de Semana Santa y Navidad, y llevan como ingredientes huevos, azúcar, aguardiente y aceite con matalahúva, asá como vainilla.

Pero quizá lo más popular en dulcería sean los panetes que se regalan a los niños con motivo del día de Todos los Santos. Se trata de figuras humanas o de animales hechas con masa de pan. También cabe citar las gachas, por San Blas, elaboradas con harina, coscurrones de pan frito, ajonjolí y miel.

En cuanto a vinos, Montemayor ofrece un afamado vino dulce Pedro Ximenez, procedente del pago de las Arenas, así como el fino de la cooperativa San Acacio.

No pueden olvidarse las dulces y renombradas brevas de Montemayor, las primeras que se comen en la provincia, que llegan por San Juan. Con los higos es tradicional la elaboración del pan de higo.

ECONOMÍA

Una absoluta dependencia de la agricultura es el rasgo más característico de la economía de Montemayor. Así, el porcentaje de población agraria o del sector primario alcanza el 55,3%, proporción comparable a muy pocos municipios de la comarca; en contrapartida, las cifras de individuos clasificados en el sector secundario (industria y construcción) es bajo y queda reducido a un 16%, en tanto que el sector terciario (servicios) ocupa el 28,8% de la población activa.

Esta agricultura, una vez desaparecidos amplios espacios de monte encinar que sobrevivieron hasta comienzos de siglo, tiene hoy la práctica totalidad del término como tierras labradas; y así, de las 5.365 hectáreas que componen las explotaciones censadas, sólo el 1,34% aparecen sin cultivar. En estas tierras labradas destacaban históricamente dos aprovechamientos: el cereal en las tierras acortijadas y el olivar en la pequeña propiedad; en detrimento de este último, el viñedo ha avanzado recientemente. De este modo, en la actualidad, los herbáceos siguen ocupando la mayor parte del término con sus 3.642 hectáreas, seguidos por la vid y el olivar con 1.060 y 564 respectivamente.

La estructura de la propiedad agrícola presenta una máxima polarización, pues la pequeña propiedad -menos de 20 hectáreas- supone, en cuanto a número, el 95,51% de las explotaciones, pero en conjunto ocupan una escasa superficie; en cambio, las grandes explotaciones -más de 100 hectáreas- que, en cuanto a número, son sólo el 1.58%, ocupan sin embargo la mayor parte del terrazgo. Piénsese que esta gran propiedad procede en su mayor prate del antiguo patrimonio de los duques de Frías, que en 1864 disponian de un total de 7.200 fanegas (4.407,12 hectáreas), el 82,14% de la superficie agraria útil. Por otra parte, en la mayoría de los casos, los beneficiarios de esta gran propiedad no son los vecinos de Montemayor, por lo que esta agricultura es, en buena parte dependiente, que revierte sus beneficios al exterior.

En estas condiciones resulta perfectamente explicable que el número de empresarios que ofrecen trabajo sea muy escaso, el 0,7% del total de la población activa, el más bajo porcentaje de la Campiña; igualmente es reducida la cantidad de trabajadores independientes (8,5%) que viven del trabajo por cuenta propia, mientras que la proporción de asalariados, jornaleros y pequeñísimos propietarios que trabajan por cuenta ajena resulta ser la más alta de la comarca, el 89,5% de la población activa. Consecuencia de lo anterior es la existencia de desempleo latente que en 1987 afectaba, según las estadísticas oficiales, al 13,6% de la población, aunque parece que la realidad pueda superar estas cifras.

Esta prepotencia de la actividad agricola resta importancia a cualquier otro sector económico de Montemayor, con lo que la industria, si ignoramos el 8,3% de la población que trabaja en la construcción, queda reducida a un 7,7% de la población activa, proporción casi monopolizada por la trasformación de productos agrarios: vinos aceites, industria panadera, etc. Especial mención merece la actividad vitivinícola, tanto por su importante producción -vinos blancos y dulces Pedro Ximénez- como por el control casi total que sobre él ejercen las cooperativas campesinas, lo que revierte sus beneficios sobre el propio agricultor. De todas maneras, la práctica totalidad del vino es vendido a otras empresas bodegueras para su crianza y comercialización al por menor. Y si a este subsector le añadimos los talleres de reparaciones de automóviles, prácticamente la nómina industrial de Montemayor queda así reflejada de modo íntegro.

En cuanto al sector terciario, al margen del lógico funcionariado local, cifras que se nutren de un pequeñísimo comercio, en el que las licencias del grupo alimenticio ocupan un lugar preeminente, así como de una reciente y parece que próspera actividad hostelera al amparo de la carretera Córdoba-Málaga.

Historia:

Los origenes históricos del nombre Montemayor están perfectamente datados a partir del siglo trece pero hay constancia de asentamientos humanos organizados muchos siglos antes en este sitio. De hecho, algunos autores

defienden que la primera población organizada surge hacia el dos mil antes de Cristo con lo que se convertiría en una de las ciudades más antiguas de la Bética, y sin duda, de las primeras de la provincia cordobesa.

Corroborando estos datos están los abundantes, y mal estudiados, restos de cerámica campaniforme y de esculturas y exvotos ibéricos que se conservan en el Museo local de Ulia y en el Arqueologico Provincial de Cordoba.Estos datos nos permiten afirmar que Ulia, antiguo nombre del sitio, no es de fundación romana, como se creyó durante largo tiempo, sino muy anterior si bien fue en epoca Imperial cuando alcanzó su maximo esplendor. De hecho el maximo exponente de los estudios que sobre el antiguo Montemayor se han realizado, Don Pablo Moyano, no tiene reparos en afirmar que Ulia es una fundación pre-iberica.

Sobre el origen del nombre de Ulia no hay nada claro si bien dos teorías pretenden aportar algo de luz sobre el tema: por un lado y basándose en estudios lingüisticos hay quien afirma que el nombre de Ulia significaba monte entre los turdetanos. Por otro un papel aparecido en el archivo parroquial afirma que el nombre deriva de Ulio, nombre propio de Sículo primero o Sículo segundo, un antiquísimo rey que fundo la ciudad.

Pero sin lugar a dudas cuando Ulia alcanza su máximo esplendor es en la segunda mitad del siglo primero antes de Cristo., sobre todo a raiz de la victoria de César sobre los hijos de Pompeyo en Munda en el año cuarenta y cinco antes de cristo.

El Bellum Hispaniensis de Aulo Hircio nos informa de que fue esta ciudad de la campiña cordobesa la única de la Bética que permanecio fiel a César durante la guerra civil.

Pero algo antes ya hay noticias de Ulia en el Bellum Alexandrinum refiriéndonos el suceso del asedio que sufre la ciudad por parte de las tropas que se habían amotinado en la provincia de Corduba contra Casio Longino que se refugio en Ulia. Marcelo acampó cerca y asedió la ciudad hasta que la llegada de Lépido reestableció la paz.

Volviendo al Bellum Hispaniensis retomamos la historia en el cuarenta y seis antes de Cristo., cuando Cneo Pompeyo sitia Ulia mientras que su hermano Sexto se establece en Corduba. Los ulienses sitiados se enteraron de la llegada de César a Hispania y mandaron mensajes de auxilio a lo que el romano respondió enviando tropas al mando de Lucius Vibius Paciecus y marchando, él mismo, hacia Corduba.

Las tropas enviadas a auxiliar a Ulia serian unos dos mil cuatrocientos infantes e igual número de caballeros lo que nos da idea de la importancia estratégica de la ciudad.

Tras la batalla de Munda y el definitivo triunfo de César las ciudades que le habían sido fieles se ven claramente favorecidas con diversas medidas: donación de tierra, exención de impuestos... Entre estas ciudades se hallaba Ulia que comienza ahora su etapa de máximo esplendor a lo largo de la dinastia Julio Claudia como lo demuestra la arqueología local; así junto al abundante material bélico que nos habla de una importante actividad guerrera

(balas de plomo, glandes...) aparecen monedas ulienses, inscripciones y restos escultóricos de la época que nos explican la importancia de la ciudad.

La leyenda afirma que el propio César otorgo la ciudad tras la guerra civil el sobrenombre de Fidentia (la fiel) como premio a su actitud procesariana.

A partir del siglo tercero después de Cristo la decadencia se hace inminente tanto económica como políticamente, y por tanto entramos en una etapa oscura en las que las noticias son escasas. Se sabe que un presbitero de nombre Victor acudio al concilio de Iliberris, a principios del siglo cuarto, representando a Ulia.

Algunos papeles del archivo parroquial estudiados por Don Pablo Moyano nos reafirman que Montemayor tuvo silla catedral desde principios de la era cristiana. Un curioso documento que dice que el Apostol Santiago predicó en Ulia nos aporta también el dato de que a mediados del siglo segundo el obispo de la ciudad era San Cuadrado y nos informa de un curioso hecho que me permito copiar literalmente de la obra de Don Pablo:

El año treinta y dos de Cristo Nuestro Redentor y estando en carne mortal antes de su Pasion sucedió en Montemayor un caso prodigioso y es que un niño de ocho dias nacido habló y en voz inteligible y clara dijo a los que estaban presentes: El Salvador del Mundo es Cristo Jesus, con lo que los dejo admirados.

La decadencia general que sufre la Bética durante la dominación visigoda afecta, sin duda, a Ulia de la que desaparecen todas las noticias tanto literarias como arqueólogicas. Es sin duda en esta época cuando paulatinamente van siendo desmanteladas las murallas y otras construcciones para rentabilizar sus elementos. La famosa ciudad romana se va convirtiendo en un sitio casi despoblado, con casas hechas casi al completo con materiales deleznables y donde el bosque y las alimañas van ganando terreno a la civilización.

En época árabe vuelve a aparecer el nombre de Ulia, si bien eclipsado por la creciente importancia de la cercana Córdoba musulmana.

Sabemos que fue uno de los quince iqlins (distritos agricolas) en que se dividió la cora (provincia) de Córdoba una vez que se consolidó el Emirato. Recibia el nombre de Ulyay Kanbaniya (Ulia de la Campiña) pero no han aparecido restos arqueologicos que corroboren estos datos.

Hay otras noticias de época árabe que nombran a Ulyat aunque sea de pasada. Asi, Ibn Idari nombra el rio Ulya, que probablemente sea el arroyo Carchena, como paso obligado en la antigua calzada romana que unía Córdoba con Málaga. Al Sahqundi se refiere al iqlim de Ulyat Kanbaniya como tierras de abundante y excelente trigo que probablemente sería enviado en su casi totalidad a la capital.

La siguiente noticia cronológica pertenece al rey Alfonso X el Sabio quien afirma que la zona es abundante en caza mayor, como lo demuestran los colmillos de jabalies aparecidos en algunas zonas.

Pero ya antes, su padre Fernando III el Santo había mandado algunas tropas (en el año mil doscientos treinta y tres), que se dirigían a Córdoba, para que ocuparan el lugar semiderruido y casi deshabitado. Es a partir de ahora, siguiendo al Abad de Rute, cuando el sitio comienza a denominarse Montemayor.

Una vez conquistada Córdoba, los territorios de Montemayor y el cercano castillo de Dos Hermanas junto al rio Carchena pasan a engrosar los dominios de la familia Fernández de Córdoba.

Pocos años después, durante el primer tercio del siglo el rey nazari Muhammad cuarto llevo a cabo una serie de razzias a lo largo de la frontera saqueando la campiña cordobesa. Esto, unido a que el señor de Aguilar se declaró vasallo del rey granadino, obliga a Martin Alfonso Fernández de Córdoba a pedir permiso de repoblación al rey Alfonso XI. Corre el año mil trescientos cuarenta cuando se comienzan las tareas de repoblación y reconstrucción del castillo de Montemayor, mucho mejor ubicado y defendible que el de la antigua Soricaria (cortijo de Dos Hermanas). Sin duda fue esta una etapa que modificó toda la estructura urbana que permanecia desde la antigüedad ya que aunque se trajeron algunos restos y piedras de Dos Hermanas, el castillo de Montemayor fue construído en un noventa por ciento con materiales y restos de la antigua Ulia por varias razones: por un lado la construcción del castillo de Montemayor es mucho mas grande que la de Dos Hermanas y, sin embargo, ésta no fue totalmente arrasada como lo demuestra las torres y el arco de entrada que aun permanecen en pie.

Por otro son abundantes los restos romanos, columnas, piedras de molino, etcétera, no sólo a nivel de cimientos sino incluso elevados sobre el suelo. Por último hay que tener en cuenta que el castillo se construyó rápidamente puesto que era una necesidad de guerra. Que el castillo es una construcción eminentemente defensiva lo demuestran las fuertes torres almenadas, con troneras, los amplios graneros y abundantes aljibes para recoger el agua de lluvia.

Hacia mil trescientos cuarenta y nueve muere Martín Alfonso, heredando el señorio su primogenito Alfonso Fernández que adopta como principal apellido el de Montemayor. Fue, como su padre, Adelantado Mayor de la Frontera y se mantuvo fiel a Enrique de Trastamara por lo que le fue concedida la villa de Alcaudete (Jaén). Como dato curioso resaltar que de aquí viene la similitud en los escudos de las dos villas que presentan un castillo de tres torres con escalinata delantera.

Otros señores destacados en esta etapa fueron Alfonso VI Fernández de Montemayor que colaboró en la etapa final de la conquista de Granada junto a los Reyes Católicos y Martin IV Alfonso, séptimo señor de Montemayor que colaboró con Carlos V en las guerras contra Francia. Fue nombrado virrey de Navarra y Conde de Alcaudete.

A mediados del siglo quince Montemayor tenía una población de ciento doce vecinos, cuyos nombres se conocen según los estudios llevados a cabo en el desaparecido Archivo Ducal de Frias por Don Alfonso Franco y expuestos en las primeras Jornadas de Historia de Montemayor.

También por estas fechas se concedió a Fernán Alfonso de Montemayor privilegio para la repoblación de Montalban, distante unos siete kilometros de Montemayor. Quizas esto explique porque son precisamente Montemayor y Montalbán los dos únicos pueblos de la campiña cordobesa que cecean. Otro dato curioso de esta época es que se sabe que Fernando el Católico pernoctó en el castillo de Montemayor el cuatro de Noviembre de mil quinientos uno.

A mediados del siglo dieciocho la casa de Montemayor entronca con los Duques de Frias. Los escasos datos que poseemos de la epoca hablan de unas salinas actualmente desaparecidas.

Hemos pasado por alto, para ahora retomarlo, el otro gran eje vertebrador del pueblo a raiz de su repoblacion: la Parroquia de Nuestra Se¤ora de la Asuncion. Es una construccion del siglo dieciseis de la que participan el gótico, el mudejar, el renacentista y el barroco.

El retablo mayor, renacentista, fue acabado en mil quinientos sesenta y dos si bien desde mil quinientos diecisiete estaban en Montemayor los restos de San Acacio traídos desde Roma por Don Antonio Aranda. En mil seiscientos treinta y tres San Acacio es votado en cabildo publico patrón de la villa.

Aparecen, como no, reminiscencias romanas en los capiteles de algunas columnas y en relieves de éstas. Pero si todo el conjunto es importante destacan sobremanera la capilla de la Purísima,

Retomando el hilo histórico que seguiamos, el nombre de Montemayor, que ya habia dejado de ser señorio, aparece de nuevo a finales del siglo diecinueve con un paisano, Agustin González Ruano, que apesadumbrado con los tristes acontecimientos de mil ochocientos noventa y ocho escribe en el Diario Cordoba el articulo Luto nacional, tachando a toda la centuria como nefasta piedra negra en la historia de España.

Así entramos en nuestro siglo donde las noticias de Montemayor son escasas ya que faltan estudios serios y profundos tanto del Archivo Municipal como del Parroquial. Como excepción hay que destacar los trabajos del profesor Rafael Guzmán Cabañas que, aunque no exclusivamente referidos a Montemayor, sino a la comarca, ilustran y descubren aspectos de nuestra mas reciente historia.

Su historia se remonta a la antigüedad tal y como lo demuestran la multitud de hallazgos arqueológicos de todas las culturas que se encuentran en el municipio, aunque, principalmente, son los restos romanos los predominantes y los más abundantes (desde murallas hasta monedas y piezas de orfebrería), confirmando cada día más la creencia de que en sus alrededores estuvo enclavada la antigua Ulia, ciudad que, sitiada por el ejercito de Pompeyo y fiel de César, fue liberada por éste de un penoso asedio. El actual asentamiento de Montemayor tuvo lugar a mediados del siglo XIV, momento en que, por no reunir condiciones de defensa contra los ataques de los árabes, la villa y castillo de Dos Hermanas fue trasladada por don Martín Alonso Fernandez de Córdoba a la sombra de una nueva fortaleza construida en el monte más elevado de estas tierras, tomando así nombre, pueblo y señor, quien paso a llamarse don Martín Alonso de Montemayor, muerto en 1349, mereciendo el sobrenombre del El Bueno. La población actual data de 1340, año en que el rey Alfonso XI concedió permiso para construir una población alrededor del castillo.

Turismo:

UN PASEO POR MONTEMAYOR

Montemayor está sólo a media hora escasa de Córdoba. Desde la lejanía, el Castillo Ducal de Frías se recorta en el horizonte arropado por altos pinos. La vieja fortaleza medieval se mantiene erguida, intacta, desafiando al tiempo con sus piedras milenarias. Está usted ante uno de los pocos castillos cordobeses que nos han llegado no como un legado de ruinas o como un recuerdo de algo que fue.

Si lo desea, párese al borde de la carretera o en la Redonda, hoy Avenida de Málaga. Visite una cooperativa de vino; la consagrada al patrono, San Acacio, o la otra, la pequeña, Montemayor, S.A. La viña es nuestro pan, con el trigo y el olivo, como hace dos mil años. Y si se fija un poco, al borde de cualquier camino verá aún, a flor de suelo, restos romanos. Si entra en las bodegas, pida una copa; o compre una garrafa de vino limpio, fresco y transparente. Pida el vino dulce Pedro Ximénez, excelente. Pregunte por la Cooperativa de Consumo y pruebe sus dulces. Si tiene suerte, hasta puede comprar aceite virgen en la vieja almazara o en la flamante nueva fábrica.

Y suba al pueblo. Para entrar, todo es cuesta. Si entra por la Vera Cruz, deténgase junto a su plaza, junto a las escuelas parroquiales. Mire su vieja espadaña, con su antigua campana. La Vera Cruz fue la primera ermita y la primera cofradía. Y siga, ahora por la calle Nueva. Clave sus ojos en alguna portada con su quicio de piedra.

Siga ahora por el camino Barruelo abajo, casi bordeando el castillo. A mitad de la calle estuvo la antigua ermita de la Caridad y su pomposo hospital para refugio de pordioseros y caminantes; ya no queda nada. Suba hacia el castillo, pero no mire aún las almenas; clave los ojos en el campo. Mirador se llama esta cuesta; Mirador de la Campiña, lo han bautizado con justeza. Es inmenso el panorama que se divisa desde él; si el día es claro verá las sierras de Cabra y Lucena, y hasta Sierra Nevada. El mirador ensancha el alma. Aquí se respira aire limpio de la Campiña.

Y suba hacia el castillo. Fíjese en sus torres. La más noble y alta es la del Homenaje; otra, la torre de las Palomas; y la más pequeña, torre Mocha, que no tiene almenas. Dicho castillo albergó entre sus muros uno de los mejores archivos históricos de la nobleza española, que trajo el último duque de Frías, don José Fernández de Velasco y Sforzza, fallecido en 1986; tras su muerte, el legado documental fue trasladado al Archivo Histórico Nacional. Su viuda, también fallecida, doña María Silva de Azlor y Aragón, hizo mejoras en este recinto, muy logradas por cierto. El castillo sólo puede visitarse con permiso expreso de los dueños. Y es una maravilla.

Muy cerca del castillo se alza la parroquia, una de las mejores iglesias de la Campiña. Un templo vertiginoso con dos mil años a sus espaldas.

Salga ahora a la plaza y mire la torre, necesitada de restauración. El terremoto de 1755 por poco la destruye.

Deténgase en la plaza, hoy dedicada a la Constitución y antes Plaza Mayor. Frente a la ermita de Jesús Nazareno, recontruida en 1766. Cerca de las Cuatro Esquinas se encuentra la Casa Grande, una joya arquitectonica del siglo XVIII.

Viñas, bodegas, castillo, templos, casas, calles, gentes, historia, etc, todo esto es la noble y renovada villa de Montemayor. La antigua Ulía.




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