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LAS LAGUNILLAS: En el otoño-invierno, cuándo vas subiendo a la Tiñosa,...

En el otoño-invierno, cuándo vas subiendo a la Tiñosa, el paisaje se muestra tristón, aunque muy hermoso, con los álamos y los quejigos del sotobosque desnudos de hojas, que enrojecen y amarillean el suelo. Los arroyos, llenos por las lluvias, cantan y murmuran con más fuerza, y las cabras del Cuco viejo se apiñan en el regazo de la sierra, protegiéndose de los vientos fríos, que con su ulular sobrecogedor, azotan la Horconera y llenan el corazón y el alma del caminante, de melancolías, nostalgias y ganas de chimenea y hogar. Al anochecer, aparecen las brumas y todo se hace confuso entre la neblina, agudizándose el olor a humus y hojas muertas, y sale la luna de Noviembre, amarillenta y hermosa. La sierra se tapa con su manto de oscuridad y los espíritus de la Tiñosa van desperezándose para celebrar sus conciliábulos en el Morrión. Dice la leyenda que si uno de esos espíritus te abraza, serás su esclavo para siempre. Y la vida sigue latiendo, vestida de noche, en la Tiñosa.