Esa iglesia, esa iglesia que todavía en la actualidad siente morriña de aquellos tiempos en los que tenían el poder, un poder que no le había dado el pueblo, un poder obtenido gracias a la muerte de millones de españoles. Esa iglesia que todavía no acepta que la democracia ha llegado de nuevo, esa democracia que ellos arrancaron mediante la más sucia guerra jamás contada. Esa iglesia, que trata siempre desvirtuar la realidad, mediante mentiras más infundadas que sus propias creencias. Esa iglesia, que está de acuerdo con privarle derechos a los ciudadanos, con la pobreza, con que el hombre es superior a la mujer. Esa iglesia que el pueblo arderá, con las llamas con las que prende al pueblo.