Había una vez un gatito llamado Michinín.
El soñaba con crecer y crecer tan grande, tan grande como un
GIGANTE. Pero por más que comía y comía no crecía ni un milímetro, solo encogía y gordo se volvía.
Triste se puso y se preguntó: - ¿Qué haré?
De tanto pensar una solución hallaré-dijo Michinín.
Será mejor esperar a que con el tiempo crezca más, ahora solo me queda aceptar mi tamaño sin igual.
Después de todo ser chiquitito tiene sus ventajas:
Soy muy bueno en las escondidas, nadie me encuentra
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