portada del libro de José Lázaro Civill, LA CARLOTA
Médico de La Carlota y Jefe Local de Sanidad de La Carlota desde 1952 a 1978. Casado con Fuensanta Polo Alfaro de la que tuvo 11 hijos.
UN FRAGMENTO DEL LIBRO
En el 2008 se cumplen cien años del nacimiento de don José Lázaro Civill (1908–1994), “El Médico” como le llamaban en todos sus destinos en que ejerció como médico rural durante sus cuarenta y cuatro años en que desempeñó su vocacional profesión.
Comenzó en 1934 como médico titular de Huerto de Valdecarábanos (Toledo), del p. j. de Ocaña, de 1780 habitantes, y así pasando por diferentes pequeñas poblaciones, que veremos más adelante, hasta su último destino: La Carlota (Córdoba), aquí permaneció más de veintiséis años, jubilándose en esta localidad el 23 de diciembre de 1978 al cumplir la máxima edad reglamentaria, los setenta años de edad. Luego continuará ejerciendo, once años más, en su domicilio particular, en compañía de sus hijas Mª Fuensanta, también médico, y Rosina, ATS, repartiéndose las responsabilidades.
No nació en la provincia de Córdoba, ni vivió aquí su infancia; aunque en ésta permaneció la mayor parte de su vida.
Ejerció su profesión con gran dignidad en medio de la incomprensión, no ya de los pacientes, sino de los que debían protegerlo.
UN FRAGMENTO DEL LIBRO
En el 2008 se cumplen cien años del nacimiento de don José Lázaro Civill (1908–1994), “El Médico” como le llamaban en todos sus destinos en que ejerció como médico rural durante sus cuarenta y cuatro años en que desempeñó su vocacional profesión.
Comenzó en 1934 como médico titular de Huerto de Valdecarábanos (Toledo), del p. j. de Ocaña, de 1780 habitantes, y así pasando por diferentes pequeñas poblaciones, que veremos más adelante, hasta su último destino: La Carlota (Córdoba), aquí permaneció más de veintiséis años, jubilándose en esta localidad el 23 de diciembre de 1978 al cumplir la máxima edad reglamentaria, los setenta años de edad. Luego continuará ejerciendo, once años más, en su domicilio particular, en compañía de sus hijas Mª Fuensanta, también médico, y Rosina, ATS, repartiéndose las responsabilidades.
No nació en la provincia de Córdoba, ni vivió aquí su infancia; aunque en ésta permaneció la mayor parte de su vida.
Ejerció su profesión con gran dignidad en medio de la incomprensión, no ya de los pacientes, sino de los que debían protegerlo.
(2010)