Bueno ya se acerca la temporada de la bellota y recuerdo que teníamos un gorrino en casa y teníamos que cogerles las bellotas porque con la hierba solo no se cebaban bien, así que un día nos fuimos a por bellota dirección la Granjuela, íbamos mi hermano Antonio y el pequeño de los trenados que se llamaba también Antonio y yo, con nuestras talegas, estábamos en la encina que tenía bastantes y yo como siempre me subí arriba a varearles las bellotas de pronto veo que salen corriendo y miro hacia abajo y veo un tio con una navaja diciéndome que bajara yo me cagué en los pantalones y me tiré desde arriba de la encina al suelo y creo que antes de llegar al suelo ya estaba corriendo como un loco y el tío detrás de mi, pero no me pudo coger porque corría yo por entonces, más que las liebres. aquel día los gorrinos se quedaron sin comer y al día siguiente se habían comido la puerta de la zahúrda y habían levantado medio corral hocicando, menos mal que porla mañana se los llevaba nuestro amigo Lolo el borreguero al campo a comer lo que pillaban. y así era la vida de los niños rañeros de aquel entonces. Un beso. Paco.
jajajajajaja, muy buen relato Paco.
Un abrazo.
Un abrazo.