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EL ALCORNOCAL: Amigo Descendiente, mi progenitor, nunca o casi nunca...

Sres. Matías y Germán:
No me tengan a mal el no identificarme ni decir los nombres de mis antecesores (por respeto a su ausencia). Por supuesto que si digo nombres o apellidos les sonarán, pues, ya se sabe… quién no está emparentado poco o mucho en un lugar tan pequeño.
Al igual que yo he oído hablar de tanta gente y puedo relacionarla con un tiempo u otro, con alguna familia, con alguna calle… seguro que ustedes también. Más aún, habiendo residido en la aldea.

Aquí les dejo otros dos poemas del libro, tal cual vienen escritos:

LA MANTA DEL ABUELO

Padre, si se va el abuelo, / no le dé entera la manta,

saque usted el cuchillo y corte, / que con la mitad le basta.

- Ten compasión, hijo mío, / mira que está vieja y mala…

- No importa, padre, no importa, / que algunas peores se gastan;

y la otra mitad restante, / así podrá usted guardarla

para cuando sea abuelo… / por si acaso lo despachan.

Lloró abrazándolo el padre / y el abuelo quedó en casa,

mas no espere buenos frutos / quien da malas enseñanzas.

Amigo Descendiente, mi progenitor, nunca o casi nunca se dirigió a mí para contarme nada; pues si algo tenía que decirme, incluso para abroncarme, lo hacía a través de ella, mi progenitora. Es por ello que, lo que voy a decir a continuación, y, en relación a la poesías que has tenido a bien copiarme, LA MANTA DEL ABUELO; me lo estaba contando a mí o se lo estaba contando a mi madre; o se lo contaba a ella para que yo tomara nota o yo que sé. La cuestión es que decía este relato:

Una familia decide que al abuelo, ya hay que “echarle” de comer a parte, y lo lleva a efecto, porque es viejo, porque tal y porque pascual.

En esta familia había un niño, y un día, su padre, lo vio haciendo una barreña; éste sorprendido le preguntó qué hacía y para qué. El niño le respondió que hacía una barreña para cuando él fura viejo como su abuelo, “echarle” de comer a parte. Esto le dio que pensar al padre y reconoció que lo que estaban haciendo con su padre, el abuelo, no estaba bien y al comentárselo a su esposa decidieron que, en adelante, el abuelo comería en la misma mesa donde comerían toda la familia.

Como verás, Descendiente, la historia de la poesía y esta, son muy parecidas.

Tengo que aclarar que, en mis tiempos de niño y salvo en las familia riquilla (dicho si acritud), todos sus miembros comían en el mismo recipiente.

Saludos