A causa del retraso de las obras, muchas partes del templo quedaron expuestas a los rigores del tiempo. Esto y la situación misma del
edificio junto al
mar ha provocado una enfermedad en la
piedra que hace que ésta se vaya desmoronando poco a poco; es por ello por lo que las
bóvedas del templo están cubiertas por redes que evitan que los cascotes caigan al suelo. Desde principios del siglo xxi se realizan obras de restauración en el templo