A mí siempre me llamó la atención porque tiene cadenas en su
fachada lateral, símbolo de pertenecer a la
casa real, pero la decoración era monástica. Efectivamente, el
escudo real sustituyó en la fachada al de los jesuitas cuando éstos fueron expropiados. Por dentro es una
iglesia muy popular, donde se realizan numerosas actividades. Siempre que en
navidad paso por
Cádiz visito su Belén, es uno de los más afamados de toda la ciudad. Contrastando con la
catedral nueva este templo es un símbolo vivo del
pueblo gaditano y de su alegría de vivir.