Fui a llevar a mi hija y a mis nietos a su
casa.
He vuelto y como veo que nadie ha salido a torear, continúo:
Vengan
santos milagrosos,
vengan todos en mi ayuda,
que la lengua se me anuda
y se me nubla la vista,
pido a mi Dios que me asista
en esta ocasión tan ruda.